La bióloga Sara Castro y el ambientólogo y técnico del proyecto, Carles Molina, investigadores de la Estación Biológica de Doñana perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), se encuentran estos días en Formentera realizando un estudio sobre el reptil autóctono, la sargantana (Podarsis pityusensis) y una especie de insecto invasor, la hormiga argentina (linepithema humile).
—¿En qué consiste este proyecto científico?
—Carles Molina: El proyecto intenta comparar dos especies muy diferentes, una invasora típica como la hormiga argentina y una especie autóctona como la sargantana pitiusa que ha resultado invasora en una zona del País Vasco y en Mallorca. Estamos midiendo diferentes parámetros tanto aquí como en la zona invadida para conocer su capacidad de adaptación, así como en el caso de las sargantanes su evolución y su capacidad de respuesta ante el ataque de posibles depredadores.
—Vemos que contáis con diferentes instrumentos para realizar cálculos y mediciones...
—Sara Castro: Así es. Establecemos diferentes trampas para capturar las sargantanas, el cebo suele ser el tomate, y a partir de ahí la cogemos y realizamos una serie de mediciones del tamaño de la cabeza, la longitud del cuerpo y de la cola, comprobamos si este apéndice ha sido regenerado en el último tiempo, ya que cuando el reptil se siente amenazado suelta la cola para distraer al depredador lo que le da tiempo para huir, así como si conserva todos los dedos o tiene marcas en forma de V en su abdomen que indica si se ha peleado con sus congéneres.Asimismo contamos con el ‘lizzcelerator' de fabricación casera, donde calculamos la velocidad de carrera de las sargantanes cuando se sienten en peligro. También analizamos los parásitos y ácaros que tienen las autóctonas y las que han sido trasladadas fuera de la isla.
—C.M: Con respecto a la carga parasitaria la calculamos tanto a nivel externo, sanguíneo y en heces, ya que queremos comprobar si los nuevos parásitos que se encuentran en la zona invadida no les afectan, o las hacen más fuertes y les permiten adaptarse al nuevo hábitat. En el caso del País Vasco, la sargantana pitiusa se localiza en un peñón donde han desplazado a la lagartija autóctona.
—¿Cuáles son las características a destacar de la sargantana pitiusa?
—C.M: Una de las cuestiones principales es la dieta variada que tienen, pueden comer fruta pero también carroña, lo que las hace más fuertes con respecto a otras especies que solo comen animal vivo. Otro punto es su coloración verdosa bastante fuerte, aunque en la misma población las hay de distintos tonos y si vamos a los islotes, aún siendo la misma especie, la gama de colores cambia. El hecho de que las de Formentera sean tan atractivas ha contribuido a que la gente haya traficado con ellas y por eso existan colonias fuera de la isla. Es un animal gregario con colonias con un gran número de individuos, aunque nos han comentado que aquí en la Mola hace unos años que han aparecido culebras, un depredador nuevo, pero en todo caso no afecta al volumen de reproducción de las sargantanes, que es muy elevado.
—Hablemos ahora de una especie invasora, la hormiga argentina..
—S.C: La especie que hemos tomado como referente invasora es la hormiga argentina que es continental y que se ha extendido prácticamente por todo el mundo. En la Península se localiza por toda la periferia, especialmente en Cataluña y también llegó a las islas, aunque en Formentera solo la hemos localizado en un punto concreto de la isla.
Se trata de un insecto agresivo, tiene colonias muy numerosas y su particularidad es que es poligínica, tiene muchas reinas, lo que se hace que su nivel de reproducción sea altísimo. Asimismo come de todo, está acostumbrada a anidar cerca de núcleos habitados y es fácil de detectar por que se forman amplias filas repletas de estos insectos de color marrón y de un tamaño medio. Este tipo de hormiga llegó a Baleares, se calcula, en los años 50 y probablemente en cajones de fruta. Una de las características primordiales de esta especie es que la reina ya fecundada, con la ayuda de unas pocas obreras forma un nido nuevo, por lo que no es necesario que vengan muchas. Esto crea lo que se llama una supercolonia, con nidos grandes y además aunque los nidos de esta especie estén a kilómetros de distancia cuando se juntan se reconocen por las antenas y no se atacan entre ellas, e incluso llegan a colaborar con las de otro nido de la misma especie para que las ayuden en su recolección. Aunque por supuesto son feroces con aquella colonia que pertenezca a otra especie diferente, de ahí su alto poder invasor.
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