Que no se haya hecho nunca no significa que no sea posible. Este es el caso de la joven ibicenca de 26 años Sara Rico. Aunque es abogada de profesión y hasta hace unos meses desconocía lo que hay detrás de la producción de cine no le ha impedido lanzarse a la piscina. El motivo, un sueño: expresarse a través de la pantalla.
Este domingo presenta Las dos caras de la soledad en el Centro Cultural Cervantes de Sant Antoni a las 19.00 horas. Un cortometraje guionizado, producido y dirigido por ella donde habla de cómo gestionar la soledad en una sociedad donde parece que lo tenemos todo.
—¿Qué mensaje quiere transmitir con el corto?
—Vivimos en una era donde la sociedad solo acepta lo que es estéticamente bello, cuerpos perfectos, caras preciosas, los viajes, los placeres… Entonces para mi el corto tenia que ir sobre esta otra mitad de la vida que de alguna manera no nos dejan expresar. A veces hay lágrimas, tristeza, depresión, inseguridades…
—No proviene del ámbito del cine, ¿cómo surge este corto?
—Soy abogada y recientemente me aceptaron a un máster de cine en Madrid y como no había hecho nada nunca de este ámbito me recomendaron participar en alguna producción para ponerme al día y decidí hacer la mía propia. Desde que lo empecé a escribir tuve claro que quería que fuera un cortometraje que se rodase en Ibiza. Es una producción bastante personal y yo tengo alma completamente ibicenca.
¿Ha sido complicado partir de cero y con poco presupuesto?
—Quería encontrar a gente que no fueran profesionales, sino que quisieran experimentar como yo que no tenía ni idea. La primera en unirse fue Ámbar Murgia, intérprete de Mia y protagonista del corto. Ella también es la primera vez que se pone delante de las cámaras como actriz. También hay que perder el miedo a pedir ayuda tanto económica como profesional y dejarse ayudar por quien tiene ganas de hacerlo desinteresadamente.
—En las primeras veces siempre solemos ir perdidos, ¿qué le recomendaría a alguien que quiera lanzarse al cine como usted?
—En mi caso dirigir, escribir y producir han sido demasiados roles en una única persona. La sensación es de estar en discusión con uno mismo todo el rato y acaba siendo agotador. Pero bueno, creo que todo el mundo puede escribir y hacer un cortometraje, escribir un libro o lo que le apetezca a cada uno, aunque no lo hayan hecho nunca. Al final, todo es ponerse.
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