La decisión personalísima del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de disolver las Cortes y convocar elecciones generales anticipadas para el 23 de julio, –que yo considero acertada y la única posible, dado el descalabro morrocotudo de los partidos que integran el Gobierno de España, mucho más grave en el caso de Unidas Podemos, desahuciados de las instituciones por insolventes–, nos privará de los análisis que cada formación haría, en circunstancias normales, de las causas que han llevado a esta debacle generalizada. Pero ya que ellos no lo harán y nadie asumirá ninguna responsabilidad ni dimitirá del puesto, con la excusa de que no se puede abandonar el barco cuando hay que afrontar unas elecciones cruciales para parar el avance de la «extrema derecha y la derecha extrema», por utilizar la terminología socialista, aquí les ofrezco mi análisis de cómo se ha llegado a esta hecatombe.
Ya avisé hace meses que la FSE-PSOE no podía presentar peor candidato al Consell d'Eivissa. Josep Marí Ribas ‘Agustinet', secretario general de los socialistas ibicencos, de 63 años, hombre cisgénero heterosexual blanco, de clase media alta, con un patrimonio nada desdeñable y con demasiados años en política. Difícilmente un candidato con este perfil tan alejado del perfil del votante socialista medio, lograría conectar con el electorado de izquierdas y mucho menos con los jóvenes de 18 años que han votado por primera vez en su vida.
Que todos los candidatos socialistas a alcalde (ni una mujer, que esa es otra barbaridad de la que no oímos a ninguna feminista socialista decir ni mu), a excepción de Javier Marí en Sant Joan de Labritja, –quien a duras penas ha conseguido su acta de concejal–, haya logrado más sufragios que ‘Agustinet', da buena cuenta del castigo que el electorado le ha infligido. Imagínense la escena: votantes cogiendo la papeleta del PSOE para el ayuntamiento (Rafa Ruiz, Antonio Lorenzo, Ángel Luis Guerrero y Ramón Roca) y para el Parlament (Pilar Costa), pero no para el Consell d'Eivissa. ¿No es delirante? Pues es justamente lo que ha sucedido..
La mayoría absoluta conseguida por Marcos Serra en Sant Antoni, conjura la posibilidad de que los partidos de izquierdas y El PI de Joan Torres se coaligaran para volver a gobernar como en 2015. El resultado electoral, contundente e inapelable, es el castigo a PSOE, Podemos y El PI por un final de legislatura donde, tras la expulsión de Joan Torres del equipo de gobierno, y la salida voluntaria de Ciudadanos, se enrocaron en el bloqueo a las iniciativas del alcalde Serra, que era como zancadillear a todos los vecinos de Portmany.
Joan Torres, como vaticiné, se queda fuera del consistorio. De 458 votos conseguidos en 2019, ahora ha logrado 304, insuficientes para ser concejal, felizmente y para tranquilidad de todos. Ha demostrado ser una absoluta calamidad política y por eso se queda fuera.
El candidato socialista Antoni Lorenzo pierde más de 500 votos con respecto a 2019 y resta un regidor, consiguiendo sólo 7. Y los chicos de Unidas Podemos pierden casi 300 votos y un concejal, por lo que sólo entrará Angie Roselló. ¿Saben por qué? Porque su demagogia, su histrionismo y su sobreactuación, excesivamente alargada en el tiempo, ha acabado por hartar incluso a su electorado. Porque al no tener nada que ofrecer, estar todo el santo día con el cuento de Sonitec, un asunto que no da más de sí por más que Fernando Gómez –otro indigente político e intelectual– quiera, es cavar su propia tumba.
De lo acontecido en Vila poco hay que añadir, porque ya he escrito sobre ello y no es cuestión de hacer leña del árbol caído. Felicitar a Rafa Triguero, a quien le ha tocado la lotería y no le conozco de nada, como el 80% de los vecinos de la ciudad. Con eso, queda dicho todo. ¿No creen?
Confieso que el resultado en Sant Josep me causó gran perplejidad porque no pensé que la ciudadanía censurara la gestión de Ángel Luis Guerrero hasta el punto de que el PSOE dejase de ser la fuerza más votada y perdiendo 400 votos y un concejal, el PP de Vicente Roig le arrebatase la vara de mando. Y francamente, no creo que sea por culpa de Guerrero, sino de Unidas Podemos, que pierde la mitad de los votos conseguidos en 2019. De 1.062 sufragios pasa a 554. Un solo regidor cuando tenían tres. Debacle absoluta.
Carmen Ferrer ha logrado lo impensable, mejorar los resultados de Vicent Marí. Con un apabullante 62,16 por ciento de los votos (6.737) revalida su mayoría absoluta y convierte al PP en hegemónico e imbatible. Y no es por casualidad. Ramón Roca se estrena como jefe de la oposición con cinco ediles, uno menos que en 2019. Muy deficiente.
Tania Marí se convierte en la primera alcaldesa de Sant Joan, con mayoría absoluta del PP. Ha sabido sortear los obstáculos surgidos tras la marcha de Toni Marí ‘Carraca', algo nada fácil. Ha perdido regidores, como cabía esperar, pero mantiene una holgada mayoría de ocho ediles y cuatro años por delante para demostrar que está a la altura de su antecesor. Javier Torres será concejal y podrá seguir en política. Y Santi Marí también será edil en la oposición y tendrá que volver al colegio, a dar clases. No se conoce un caso como el suyo en toda la política balear, que pudiendo ser diputado autonómico o conseller insular, prefiriese encabezar una agrupación de electores que ha fracasado en sus objetivos, que no eran, como dice Santi falsamente, entrar en el ayuntamiento, sino arrebatar la mayoría absoluta al PP. Pobrecito.
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Has hablado de todos menos de VOX porqué te has tenido que comer tus palabras y tus análisis de cafetería de pepero pijo. El voto joven vota mayoritariamente a VOX, a ver si analizas de verdad y no de pedir deseos. Los jóvenes votan a VOX porque este partido se ha encargado de dar la batalla cultural mientras vosotros, los peperos, os dedicáis a venerar el nuevo Evangelio de la Agenda 2030. No hay nada más antisistema hoy que ser cristiano y defender a España. Anótatelo. Cuando VOX gobierne con PP en Baleares que harás? Te irás a otra comunidad?