El Congreso del Partido Popular ha concluido dentro de lo previsto, pero con algunos detalles dignos de mención. Por ejemplo, el reiterado compromiso del presidente del partido y del Gobierno, José María Aznar, de no presentarse por tercera vez al cargo, postura que le honra. A pesar de las presiones que ha recibido por parte de algunos sectores de su partido, Aznar ha mantenido su palabra cuando está en su mejor momento. Contrasta su actitud con la de otros políticos que se han olvidado de sus promesas buscando salidas más o menos airosas. Aznar lo podría haber hecho, aduciendo que lo hacía pensando en el partido y en España. Y habría sido aclamado por los suyos. Pero ha querido llevar su coherencia hasta el final. Todo un gesto.

Por lo demás, el asunto de la sucesión continúa inmerso en una nube de incógnitas "no hay nombres claros" y habrá que ver si antes de octubre se perciben signos que inclinen la balanza hacia algunos de los dirigentes mejor colocados.

A nivel autonómico, el congreso del PP ha servido para que se diera a conocer el nombre del candidato popular para recuperar el Govern balear. Todavía no se ha oficializado su nominación, pero lo cierto es que el partido ha tomado su decisión: será Jaume Matas. Probablemente, Matas habría preferido seguir como ministro, pero tanto él como la dirección del PP saben que no hay otra opción. Todavía penden sobre él las resoluciones que deben adoptar los tribunales en relación al «caso Formentera», pero cabe suponer que el PP habrá evaluado la situación y pronosticado que Matas no se verá afectado. Ciertamente, Matas es el mejor cartel que puede ofrecer el PP balear, un Matas que habrá aprendido la lección de las últimas elecciones.

Elegido el candidato para la lista de Mallorca, el PP deberá emplearse a fondo tanto en Menorca como en Eivissa y Formentera, donde en 1999 los resultados fueron demoledores.