El nombramiento, en julio del año pasado, de Luis F. Ladaria Ferrer como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, supuso que el Papa Francisco puso en manos del arzobispo mallorquín la responsabilidad de definir los criterios de la Iglesia católica sobre la doctrina y el dogma. El obispo de Roma, jesuita como el teólogo de Manacor, le confió la dirección de la línea teológica y doctrinal de su pontificado, con el objetivo de dar sentido y transmitir el contenido del mensaje de Evangelio en el siglo de la globalización, las redes sociales y el laicismo extendido en Europa que constituye, para la Iglesia, el difícil reto de la nueva evangelización.

Colegio cardenalicio.

Austero, discreto, eficaz y riguroso, Luis Ladaria -que mantiene una viva relación con su Mallorca natal- ha servido con fidelidad a los tres últimos papas, que le han encargado nuevas responsabilidades y funciones en la Santa Sede. Al ser designado máximo responsable del dicasterio más relevante, la Congregación para la Doctrina de la Fe, con gran capacidad de decisión, Ladaria Ferrer se convirtió en el balear con mayor rango eclesiástico de la historia de la Iglesia.

Al mismo tiempo, el Papa Francisco ya daba a entender que estaba llamado a formar parte del colegio cardenalicio. Ayer lo confirmó al anunciar un consistorio para la creación de catorce nuevos purpurados que se celebrará el 29 de junio. Entre los nombrados, Luis Ladaria.

Un balear en el próximo cónclave.

La vigencia de la obra de Ladaria se constata en la reedición de sus manuales que siguen utilizando los estudiante de Teología. Prudente y fiel, el jesuita de Manacor se ha alejado de las controversias por la aplicación de ‘Amoris Laetitia’ y el retraso en afrontar los casos de pederastia, manteniendo una línea próxima a la tradición teológica, avalada por su prestigio académico y el estudio de las fuentes.

Sencillo y austero, Luis Ladaria es el único balear que puede elegir y ser elegido Papa de la Iglesia católica.