Los hoteleros han confirmado que la temporada pasada concluyó con una bajada de la ocupación del 2 por ciento. La patronal calculaba que se produciría un descento de entre un 2 y un 3 por ciento, y precisamente la zona norte es la que ha experimentado la mayor bajada. Aún así, las ocupaciones han rondado el 84-85 por ciento, porcentajes más que satisfactorios y que confirman que la temporada ha sido excelente a pesar de la ligera bajada.

No bajar la guardia. Pese al lógico optimismo que pueden tener los hoteleros por unos resultados más que satisfactorios, no hay que bajar la guardia. Hay que seguir reformando los hoteles para aumentar la calidad, y en este contexto es muy importante que haya tantos proyectos de reforma previstos en Sant Antoni, como adelantó este periódico. Los hoteleros no pueden caer en el conformismo cuando hay otros destinos que están apretando muy fuerte de cara a la próxima temporada. Tampoco sería una buena idea renunciar a acudir a las ferias turísticas, como se está planteando hacer el Consell de Formentera. Por el contrario, es otra gran noticia la visita del vento organizado por Mercedes en el mes de febrero, lo que permitirá hacer nuevas contrataciones y ocupar plazas de hotel que habitualmente están cerradas.

Alargar la temporada. Que la ocupación hotelera aumente en los meses de mayo o octubre debe ser el gran objetivo de los hoteleros. El tiempo en noviembre se ha demostrado que es excelente, nada que ver con la situación que viven en el norte de Europa, y debería ser un atractivo para poder alargar la temporada. Eso se traduce en más contratos y evitar que haya trabajadores que terminen la temporada en octubre. Hay que aprovechar las condiciones que dan las Pitiusas para que la primera industria de las islas mejores en determinados aspectos, siempre ofreciendo calidad y buen servicio a los clientes, aunque la gran asignatura sigan siendo unas infraestructuras, que no están a la altura de la imagen que tiene Ibiza en el mundo entero.