Una comisión científica internacional formada por más de 40 investigadores de todo el mundo ha desarrollado un método para evaluar y calcular los límites «seguros y justos» del planeta Tierra a nivel global y local, como el incremento de temperatura media, que concluye que buena parte de estos niveles ya se han transgredido.
El trabajo de investigación que publica la revista 'Nature' establece de acuerdo a un mismo conjunto de variables los límites del planeta para regular el soporte vital y la estabilidad de la Tierra bajo el criterio de evitar el daño significativo a la población mundial.
Una vez cuantificados, la Comisión de la Tierra concluye que la mayoría de estos topes ya han sido transgredidos.
En concreto, establece que para evitar la alta probabilidad de múltiples puntos críticos climáticos el límite «seguro» son 1,5ºC, que aún no se ha sobrepasado; sin embargo, el límite «justo» para evitar una alta exposición a daños significativos derivados del cambio climático, se establece en 1ºC, algo que ya se ha pasado en 0,2ºC. En total, el límite considerado «seguro y justo» está en 1ºC que sí se ha dejado ya atrás.
Por otro lado, la investigación establece que para mantener la naturaleza intacta global es preciso, al menos un 50 a un 60 por ciento de superficie de ecosistema, algo que se ha transgredido al 45 o 50 por ciento; mientras que mantener una naturaleza gestionada localmente tendría su tope en al menos contar con entre un 20 y un 25% de ecosistemas naturales por kilómetro cuadrado para que fuera seguro y justo.
El estudio señala que ese límite se ha pasado en dos tercios de la superficie terrestre dominada por la actividad humana.
En materia de agua, han considerado que el límite seguro y justo para las aguas superficiales el contar con un 20 por ciento de alteración mensual del caudal como máximo, un tope transgredido en el 34 por ciento de la superficie global.
Los investigadores concluyen que para evitar daño significativo a las poblaciones humanas fue el criterio utilizado para la dimensión de justicia, lo cual implica la definición de límites más estrictos a la afectación del sistema Tierra.
El profesor Johan Rockström, copresidente de la Comisión de la Tierra, autor principal y director del Instituto Potsdam para la Investigación sobre el Impacto del Cambio Climático alerta de que en la era del antropoceno se está poniendo en riesgo la estabilidad y la resiliencia de todo el planeta.
Por eso, por primera vez, presentan cuantificaciones y una base científica sólida para evaluar el estado de nuestra salud planetaria no sólo en términos de estabilidad y resiliencia del sistema Tierra, sino también en términos de bienestar humano y equidad y justicia.
«La justicia es una necesidad para que la humanidad viva dentro de los límites planetarios. Esta es una conclusión que la comunidad científica ha constatado en múltiples evaluaciones medioambientales de gran importancia. No es una opción política. Hay pruebas abrumadoras de que un enfoque de justicia y equidad es esencial para la estabilidad planetaria. No podemos tener un planeta 'seguro' en términos biofísicos si no hay justicia», afirma la profesora Joyeeta Gupta, coautora, copresidenta de la Comisión de la Tierra y catedrática de Medio Ambiente y Desarrollo en el Sur Global de la Universidad de Ámsterdam.
En concreto, la Comisión de la Tierra ha cuantificado los límites seguros y justos del clima, la biodiversidad, el agua dulce y los distintos tipos de contaminación del aire, el suelo y el agua, que en la mayoría de los casos se han traspasado por las actividades humanas que alteran los flujos de agua, se liberan cantidades excesivas de nutrientes en las vías fluviales por el uso de fertilizantes, y las áreas naturales son cada vez más escasas.
Para los investigadores, esto se constituye en una amenaza existencial para la estabilidad planetaria, para los ecosistemas y sus contribuciones vitales para las personas.
El mundo ya ha rebasado el límite 'seguro y justo' para el clima, fijado en 1°C por encima de los niveles de temperatura preindustriales, donde decenas de millones de personas ya se ven perjudicadas actualmente por el cambio climático.
«Los resultados son bastante preocupantes: dentro de los cinco ámbitos analizados, ya se han transgredido varios límites, a escala global y local», añade Rockström, que explica que esto significa que, a menos que se produzca una transformación a tiempo, es «muy probable» que se haga inevitable cruzar puntos críticos de cambio irreversible («tipping points») y, en consecuencia, un impacto generalizado en el bienestar humano.
«Evitar ese escenario es crucial si queremos garantizar un futuro seguro y justo para las generaciones actuales y futuras», insiste.
El informe expone que los límites «seguros» garantizan condiciones estables y resilientes en la Tierra, y utilizan un funcionamiento del sistema Tierra similar al del periodo interglaciar durante el Holoceno como punto de referencia para un planeta sano.
En concreto, los investigadores indican que una Tierra estable y resiliente está dominada por ciclos de retroalimentación que mantienen el balance que amortiguan y reducen las perturbaciones.
La ciencia más avanzada sobre los 'elementos críticos climáticos' constituye una importante línea de evidencia para establecer límites seguros.
Por su parte, los límites «justos» minimizan la exposición humana a daños significativos. Los Comisión define daños significativos como: impactos negativos generalizados, graves, existenciales o irreversibles en países, comunidades e individuos derivados del cambio del sistema Tierra, como la pérdida de vidas, medios de subsistencia o ingresos, desplazamientos, pérdida de seguridad alimentaria, hídrica o nutricional, enfermedades crónicas, lesiones o malnutrición.
La Comisión toma el valor más estricto de los dos niveles cuantificados para definir el límite «seguro y justo» del sistema Tierra en cada ámbito.
En definitiva, la directora ejecutiva de la Comisión de la Tierra y directora del Global Hub Suecia de Future Earth, Wendy Broadgate, ha subrayado que el sistema Tierra es un conjunto interconectado de procesos biofísicos que operan a través de regiones y escalas.
Así, advierte de que las interferencias en una parte del mundo pueden tener enormes repercusiones en otras regiones. «Utilizar los límites del sistema Tierra como punto de partida para una acción holística y transformadora ayudará a una progresión justa y con un verdadero impacto hacia un mundo seguro y justo», defiende Broadgate.
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