El equipo, que analizó las muestras tomadas durante los primeros días de este brote, ha encontrado más de 300 cambios genéticos, lo que le hacen distinto del virus analizado en otros brotes de cólera.
Estas muestras proveen un punto de partida para entender cómo mutaciones virales únicas podrían estar influyendo en la severidad del brote que comenzó en febrero de 2014.
Stephen Gire del Centro de Sistemas Biológicos de la Universidad de Harvard (EEUU) y el resto del equipo determinaron que el brote se originó en Guinea Conakry, para después seguir a Sierra Leona, Liberia y Nigeria.
A diferencia de otros brotes, en los que la exposición continua al foco de transmisión como un animal –habitualmente murciélagos– contribuyo a expandir el brote, en esta ocasión los investigadores creen que comenzó con una única exposición al foco de la infección.
El equipo apunta al funeral de un curandero en Guinea que estuvo en contacto con el ébola como posible epicentro del brote ya que, según los datos analizados, doce de los primeros pacientes acudieron a la ceremonia donde pudieron contraerla al tocar el cadáver.
El brote de 2014 se ha considerado excepcional por la cifra de víctimas –la tasa media de mortalidad es del 78 por ciento– y por su extensión a distintas áreas muy pobladas.
Los brotes anteriores habían afectado a regiones remotas de África Central, mientras que el actual se ha extendido en áreas muy pobladas en países como Liberia, Sierra Leona y Nigeria (Costa Oeste) y su expansión es exponencial, con el doble de casos cada 34 días.
El mayor brote registrado hasta el actual, en 1976, provocó 318 casos mientras que Éste, hasta el 19 de agosto pasado, había ocasionado 2.240 casos y 1.229 muertes.
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