TURISMO. Si bien históricamente Menorca y Francia han mantenido relaciones tras una corta pero intensa dominación de siete años durante el siglo XVIII, que permitió la fundación del municipio de Sant Lluís en honor al monarca del sol o el nacimiento de la salsa mahonesa, fue el estallido de la primavera árabe lo que hizo desviar los intereses turísticos hacia Menorca. “Que existan esta temporada ocho ciudades francesas que mantengan un vuelo directo con la isla tiene sus orígenes en el desvío de aviones desde Túnez que empezaron a hacer los touroperadores a partir de 2010,” explica Biel Pons, director general de Viajes Magon. “Este año las compañías han ofertado un 56,7 por ciento más de plazas que en 2016 y desde hace como mínimo tres se han estado multiplicando las acciones de promoción desde el Consell”, desde la visita de agentes de viajes franceses in situ para explicar mejor la realidad de Menorca hasta la participación en marzo de este año de la Fundación Foment del Turisme de Menorca (órgano de promoción insular) en el Salon Destinations Nature de París, una feria especializada en naturaleza, deportes y ocio alternativo.
Resultado de todo ello es que el flujo de llegadas sigue a buen ritmo y esta temporada Menorca está conectada desde abril con los aeropuertos franceses de París, Lyon, Lille, Toulouse, Burdeos, Metz y Marsella.
‘BOOM' INMOBILIARIO. Pero si oír hablar francés por las calles de Menorca se ha convertido en algo habitual, todavía lo es mas en las agencias inmobiliarias, donde los franceses se han convertido en algunos casos en los clientes principales. Este es el caso de Casas en Menorca, donde su gerente, Isabel Petrus, explica que su primera venta a un cliente francés la hizo en 2012 y desde entonces no ha parado. “Nos ven como una pequeña Córcega, un lugar tranquilo y agradable a poco más de una hora en avión desde París sin tanta hostilidad ni presión fiscal”, detalla Petrus. “Estos dos últimos años, además, está subiendo el nivel social y económico de los compradores que aterrizan”, puntualiza la gerente de Casas en Menorca.
En el grupo Bonnín Sansó también tienen la misma percepción de que el mercado francés tiene un gran potencial. “Si el año pasado las compras se situaban ligeramente por encima del medio millón de euros, este año están superando todas el millón y, a fecha de hoy, doblan el número de operaciones firmadas en 2016”, afirma Xisco Pons, gerente de Bonnín Sansó. “Vienen sobre todo en búsqueda de fincas tradicionales o casas de pueblo en pleno casco urbano para rehabilitar”, añade Pons. “Una ventaja operativa es que los franceses funcionan por grupos y si un cliente adquiere una vivienda, sus amigos vienen detrás”, añade la gerente de Casas en Menorca, Isabel Petrus.
Ambas agencias han reforzado su personal en oficinas para el cliente francés. Casas en Menorca cuenta con comerciales nativos y Bonnín Sansó, dispone de personal especializado, además de haber firmado acuerdos de colaboración directos con partners inmobiliarios en Francia.
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