Sobriedad para Federico García Lorca. La compañía teatral cubana
Teatro Nacional de Cuba-Hubert de Blank no quiso que la
escenografía restara fuerza a la palabra del poeta de
Fuentevaqueros, e interpretó «La casa de Bernarda Alba» llenando de
sombras el escenario de Can Ventosa, bajo la dirección artística de
Berta Martínez. Acento cubano y túnicas para un público que casi
agotó las localidades para esta única función.
La presentación escénica de la obra sorprendió a los presentes
desde el primer momento. La entrada de los primeros personajes
estuvo más cercana a una coreografía que a una representación
teatral. Un escenario casi prácticamente desnudo, con escasos y
efectivos juegos de luces, destacaba a los veinticinco actores que
participaron en la representación, la mayoría de ellos vestidos con
túnicas blancas, logrando así una impactante puesta en escena que
enfatizaba el drama vivido por las mujeres protagonistas de la
obra, sometidas a la brutal tiranía de Bernarda.
La especial visión del mundo lorquiano de Berta Martínez reservó
una sorpresa para el público al final de la obra. Todo el elenco de
actores compuso un cuadro final, completamente inmóvil, que no se
rompió hasta que la última persona abandonó la sala.
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