El desplome ha sido tal que la Conselleria d'Hisenda lleva recaudado hasta mayo un 13,24 por ciento menos que en el mismo periodo del año anterior. Los dos grandes agujeros presupuestarios del Ejecutivo están en los dos impuestos con mayor recaudación: el de sucesiones y donaciones y el de transmisiones patrimoniales. Hasta el mes de mayo, el primero de ellos presenta un descenso de 9,5 millones de euros, pero en el caso del tributo de transmisiones patrimoniales, el desplome ha sido de 35,1 millones de euros.
Hasta ese mes, la recaudación total del Govern era de 307 millones de euros frente a los 354 del mismo periodo del año anterior. Las cifras oficiales hablan de una caída del 13,24 por ciento, pero la realidad de los hechos es más delicada porque en esa cantidad global ingresada figuran 34 millones del impuesto turístico que se ingresó a principios de año.
Esos abultados ingresos de la recaudación de la ecotasa se corresponden, en realidad, a la liquidación del tributo del año anterior, por lo que la cifra no refleja la realidad de la recaudación final de un impuesto que será prácticamente inexistente si las cosas no cambian radicalmente este verano.
El abrupto parón económico que ha provocado la pandemia de la COVID-19 ha supuesto un cambio de tendencia en la evolución de la recaudación tributaria. A pesar de que las previsiones económicas para este año no eran particularmente buenas, la recaudación fue creciendo hasta marzo, pero en abril y mayo se produjo el desplome.
Las estimaciones iniciales de la consellera d'Hisenda, Rosario Sánchez, apuntan a una caída global de ingresos de 500 millones de euros a finales de año. Que llegue o no a esa cantidad dependerá en gran medida de la evolución de la temporada turística, pero en el Ejecutivo tienen claro que el impuesto más importante que gestiona el Govern, el de transmisiones patrimoniales, no terminará de despegar. Ese es el impuesto que se paga en la compra venta de viviendas y el mercado inmobiliario será uno de los que más sufra.
Pero al drama económico que supone esta caída en la recaudación hay que sumar, además, el espectacular aumento del gasto que ha provocado la pandemia. Ha crecido el gasto sanitario, ha aumentado el gasto social por las prestaciones a los más necesitados y ha aumentado también el gasto educativo con las becas comedor y en la compra de libros digitales.
Si las previsiones de caída de ingresos son de 500 millones de euros, la de aumento de gasto suman 300 por lo que el agujero final sumará 800 millones, siempre que la economía no remonte.
Cambios presupuestarios
La situación es complicada y por eso el Govern confía en obtener ingresos extraordinarios por dos vías. Una de ellas es una parte de los 16.000 millones de euros del fondo de rescate autónomico, del que no se sabe cuánto le corresponde aún a las Islas. El Ejecutivo espera obtener también fondos extra de la Unión Europea para compensar el desplome.
En cualquier caso, el Ejecutivo ya se ha puesto a trabajar en una reasignación de las partidas presupuestarias del año 2020 para dotar de más ingresos a los dos departamentos más sensibles: Salut y Afers Socials. La máxima es no tocar ninguna de las partidas destinadas a cubrir los servicios sociales esenciales.
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