Ferrari sólo había vencido en este circuito de Imola, a un
centenar de kilómetros de su fábrica de Maranello, en dos
ocasiones: en 1982, con el francés Didier Pironi, y al año
siguiente, con su compatriota Patrick Tambay. Ayer, dieciséis años
después, Schumacher no sólo ha vuelto a ganar con un coche rojo,
sino que se ha situado como líder del Mundial por delante del
segundo piloto de Ferrari, el irlandés Eddie Irvine.
Marc Gené terminó su segunda carrera y lo hizo en novena
posición, como en Brasil, aunque con pocas posibilidades de luchar
para mejorar su puesto. Tan sólo el japonés Toranosuke Takagi trató
de adelantarle de mala manera, pero no pudo, aunque causó un
pinchazo en el coche del español y una parada suplementaria.
Peor suerte ha corrido Pedro de la Rosa, que tan sólo ha podido
dar cinco vueltas, pero movidas. Salió perfecto, pero antes de
completar el primer giro ya recibió el primer golpe por parte del
italiano Jarno Trulli, el mismo que eliminó a Gené en Australia.
Pero Pedro pudo seguir aunque con la dirección de su coche tocada,
mientras que su rival se retiraba.
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