«¡Nos quemamos, nos quemamos!». Los primeros vecinos de Porreres
(Mallorca) que socorrieron a Juana Pou y Buenaventura Monserrat
quedaron horrorizados del estado de madre e hija. Ambas estaban
conmocionadas, sollozando y presentaban graves quemaduras en buena
parte del cuerpo. El restaurante que regentan acababa de sufrir una
deflagración de gas, poco después de cerrar sus puertas al público.
La explosión se registró poco antes de la medianoche. El viernes
noche la familia Monserrat Pou había hecho caja y sólo quedaban en
el celler Juana, de 47 años, y su hija, de 22. Una de las mujeres
apagó un interruptor y fue en ese momento cuando se registró una
tremenda explosión de gas en la cocina. Madre e hija salieron a la
calle con graves quemaduras, en especial la mujer de mayor edad. A
continuación el negocio comenzó a incendiarse y las llamas
alcanzaron grandes dimensiones. La procesión había finalizado poco
antes y los bares próximos aún estaban muy concurridos.
La Guardia Civil, la Policía Local y los bomberos montaron un
rápido dispositivo de emergencia y lo primero que hicieron fue
acordonar la calle y evacuar a los vecinos de las casas próximas.
En el interior del restaurante había acumuladas más de diez
botellas de butano, y se temía una tremenda detonación. Las
ambulancias del 061 evacuaron a Juana y Buenaventura hasta Son
Dureta.
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