Ayer por la tarde se inauguró en el Centro de Información Joven de Sant Antoni, situado en el edificio del Espai Jove de la calle Ramón y Cajal, una exposición de cometas divertidas que se podrá ver hasta el próximo 29 de enero. Por tercer año consecutivo los artífices de la idea son el valenciano Manuel Arnal y el ibicenco Pepín Valdés, dos expertos en estos artefactos que han surcado los cielos desde la antigüedad.

Tras el éxito de los años anteriores en los que ambos mostraron cometas japonesas y creaciones de todas partes del mundo, Arnal, exconserje del colegio Can Coix, ha dado un paso más y mostrará 15 ejemplares divertidos y curiosos que no dejarán indiferente a nadie. «Hay de todo, desde las de invención propia hasta otras cuyos diseños son adaptaciones de las que hay por Internet», explicó ayer Arnal a PERIÓDICO de IBIZA Y FORMENTERA.

Como le resulta complicado quedarse con alguna, este valenciano nacido hace 65 años en Montcada y residente en Sant Antoni desde hace más de un cuarto de siglo, analiza una tras otra con gran ilusión. «Tenemos una adaptación muy particular de un modelo asiático que simula un hombre en bicicleta, un chino, dos peces, dos caras de niño, por supuesto milotxes valencianas de mi tierra, un barco hecho con caña de bambú y tela de Spinnaker prácticamente irrompible, e, incluso, un modelo que me pidió mi sobrino tras verlo en Internet y que yo he adaptado en su honor».

Con ello, la intención de Arnal es que los niños de la isla «conozcan lo bonito que es el mundo de las cometas y que aprendan que además de las consolas y los aparatos electrónicos hay otras maneras de divertirse y pasarlo bien jugando al aire libre». No en vano, según este valenciano «cuando se aprenden a usar se descubren otras sensaciones, ya que para poder hacerlas volar hay que pensar y reflexionar sobre el mejor modo de conseguirlo».

Desde pequeño

Algo que aprendió Manuel Arnal desde bien pequeño ya que durante mucho tiempo «las cometas eran uno de los principales juguetes que tenían los niños al ser relativamente fáciles de hacer y muy divertidas».

Eso sí, también asegura que en este mundo todo ha cambiado mucho, ya que ahora hay muchos más medios y los niños tienen más dinero para comprar materiales. «Cuando yo era pequeño no había papeles bonitos y tan especializados como ahora, así que las hacíamos con cañas de cualquier cañaveral, hilo de bramante, hojas de periódico y cuando se podía con carteles de películas como Ben Hur o Los diez mandamientos que eran más resistentes, y usábamos una especie de pegamento elaborado a base de harina y agua que era tan resistente como el actual», concluyó.