Cuando a Pepín Valdés y otros 17 pioneros se les ocurrió izar sus cometas en 1991 nadie imaginó que llegaría el momento en que cada año el cielo de Sant Antoni se llenaría de estos ligeros artilugios capaces de hacer volar la imaginación de pequeños y adultos.

Ayer, en la vigésimo tercera edición de Posa un Estel al Cel, fueron centenares las personas que se acercaron a ses Variades (Sant Antoni) para disfrutar de todo un espectáculo en el que 350 cometas, según apuntaron los organizadores, llenaron el cielo de ilusión. En los momentos de mayor densidad de estos graciosos objetos voladores, se pudo observar el vuelo de hasta 150 a la vez.

El director del colegio Guillem de Montgrí, Javier Rey, animó micrófono a los asistentes en una matinal en la que no cesaba de incrementarse la cantidad de personas que se añadían a la convocatoria. Mientras, otros docentes de este centro escolar portmanyí, que es el encargado de esta jornada, ayudaban a construir las cometas de los más rezagados. Con unos pocos plásticos, cinta adhesiva y un cordel, en pocos minutos todo el mundo podía hacer volar la suya.

El propio Valdés explicaba que soplaba un viento «bastante fuerte, muy bueno para mantener las cometas arriba, aunque al principio costará levantarlas y se romperá más de una caña» al impactar con el suelo.

Son los riesgos que hay que asumir cuando uno quiere cumplir un sueño. Y este ya es compartido por centenares de ibicencos. Como Roberto, un santaulariense que acudió con sus dos hijos. Él mismo dibujó la portada de un disco de Jean Michel Jarre, que sus vástagos elevarían varias decenas de metros por encima del suelo. «Es la cara del álbum China concerts», detalló. En otro punto de ses Variades, su hermano hacía piruetas con un ratpenat. «Que se note que somos valencianos», señaló Roberto.

Otro asiduo a esta cita es Manuel Arnal, un veterano portmanyí que diseña y elabora sus propias cometas. Ayer, hizo volar el huevo de Sant Antoni y un espectacular pulpo que llevaba un manojo de hierbas en sus tentáculos. «Se movía mucho y le he puesto un contrapeso vegetal para estabilizarlo», argumentó. Y de verdad que planeaba con elegancia y soltura.

Otros artilugios también despertaron interés por su llamativa apariencia, como un par de barcos pirata que fabricó una familia. El diseño era increíble, lleno de detalles y pequeñas velas que debían impulsar la nave de los bucaneros en el aire, aunque su peso le impediría alzar el vuelo.

Por sus dimensiones, llamaron la atención dos enormes hinchables, uno con la forma de un gran oso que ya surcó los cielos de ses Variades hace un año. El otro era una especie de ovni de l’Espai Jove de Sant Antoni que también repetía vuelo y que fue donado por un antiguo patrocinador de esta fiesta portmanyina.

Abundaron además otros muchos personajes de la pequeña pantalla y del cine, como Micky Mouse, Ben10 y tantos otros,. Asimismo, también hubo una gran variedad de animales, tales como mariposas, pulpos, medusas e incluso un pez (volador, claro).

También hubo mucha cuerda, kilómetros de cordel para elevar las cometas cuanto más, mejor. Aunque de este material si hubiera habido más, más que se hubiera gastado, porque los sueños, cuanto más altos, también mejor.