Manel, Marta e Ivana, con su experimento de reacciones químicas.

Las clases, el gimnasio, la biblioteca, el patio y hasta el aula de música del colegio Guillem de Montgrí de Sant Antoni se llenaron ayer con hasta 15 talleres, en los que los alumnos de 5º y 6º de Primaria se convirtieron en jóvenes científicos que llevaban a cabo distintos experimentos.

Así, por ejemplo, Manel, Marta o Ivana, demostraron su pericia para mezclar vinagre, mistol y bicarbonato y producir dióxido de carbono que salía de forma espectaular por el crater de un pequeño volcán. Pero no fueron los únicos. Savina, María y Candela crearon unas arenas movedizas a base de maizena y agua; Lina y Candela demostraban sus habilidad en un taller de antigravedad, Ainhoa y Jordi hacían deslizarse un original vehículo construido con un cd, media botella y un globo, y Alba y Alexia descubrían todo un mundo nuevo a través de las pantallas LED de los microscopios.

Según explicó Javier Rey, director del centro y uno de los impulsores de este Día de la Ciencia que celebra este año su segunda edición, todo nació como continuación a la Feria de la Ciencia que se dejó de celebrar en Eivissa. «Era una iniciativa muy interesante, en la que los niños comenzaban a interesarse por las reacciones químicas, la presión atmosférica, el sonido, la gravedad o la física de una manera amena y divertida y por eso, nosotros quisimos trasladarlo a nuestro colegio con la misma filosofía», explicó ayer el propio Javier Rey.

15 talleres de 15 minutos

Según el director del centro durante toda la mañana todos los estudiantes de Infantil y de Primaria pasan por los 15 talleres de unos 15 minutos cada uno para que sus compañeros más mayores les expliquen en qué consisten. «Es muy gratificante ver el interés que le ponen los alumnos y ver lo que han trabajado todos ellos en compañía de sus profesores durante tres semanas para que hoy (por ayer) todo esté perfecto y para que los más pequeños del colegio descubran alucinados cómo sale espuma (dióxido de carbono) de un volcán o como se vacía el agua de un acuario gracias a la teoría de los vasos comunicantes», sonríe Rey.

Además para este 2015, viendo el éxito de la primera edición, se «ha aumentado el número de talleres» y «se han mejorado algunas cosas». En este sentido, las grandes novedades tienen que ver con las reacciones químicas y los microscopios digitales con pantalla LED que ha adquirido el centro este curso para que los estudiantes puedan ver de forma más cómoda las muestras. «El objetivo de esta jornada es celebrarlo anualmente porque hemos comprobado que los estudiantes pueden entender que la ciencia y la física también puede ser algo divertido, ameno y sencillo», confirmó al respecto el director del colegio.

De momento, viendo la seriedad de los mayores mientras explican sus talleres vestidos con sus batas blancas y los ojos y las bocas abiertas de los más pequeños, parece que el objetivo se cumple con creces. Y si no, que se lo digan a Manel, estudiante de 10 años: «Me encanta la ciencia y todo lo que está relacionado con ella, me parece divertida, sorprendente y amena, así que no se, tal vez, en un futuro podría ser científico». Ahí queda eso. ¿Estaremos ante un posible Premio Nobel? Sólo el tiempo dirá.