El ex ministro de Asuntos Exteriores recuerda que con la ecotasa se perdieron muchos turistas. Foto: TONI ESCOBAR

Abel Matutes habla claro. El president del Grupo Palladium cree que la ecotasa es una grave amenaza para el turismo ibicenco y reitera que el gran objetivo de los partidos políticos tiene que ser la creación de empleo y no desincentivar la inversión privada. Matutes, que pronostica una gran temporada turística, aboga por seguir mejorando el producto turístico pero reclama a las administraciones que pongan en marcha las inversiones públicas que solucionen los problemas que arrastra actualmente Eivissa.

—El año pasado su grupo turístico estaba terminando el Hotel Hard Rock, ¿esta temporada arranca mucho más tranquila?

—Siempre hacemos inversiones fuera, donde hay proyectos por desarrollar, y en Eivissa estamos pendientes de autorizaciones para que la marca Ibiza continúe como primer destino del Mediterráneo por no decir del mundo. Si no hacemos más inversiones aquí es porque no podemos, pero nuestra prioridad es Ibiza.

—¿En qué fase se encuentra el plan de excelencia de Platja d’en Bossa?

—El plan de excelencia va a tener una tramitación muy larga porque no ha habido consenso entre las fuerzas políticas. Si hubiera habido acuerdo, la tramitación sería más rápida. Y no queríamos ningún trato de favor; lo que pretendemos es poner en marcha un proyecto muy positivo para la isla. Se me ofreció una alternativa para acelerar la tramitación, que era coger los aspectos más prioritarios, los que tienen mayor interés social, para acelerar el plan. En definitiva, lo que queremos es poder conectar Sant Jordi con Platja d’en Bossa para que todo el pueblo de Sant Jordi se beneficie de esa inversión.

—¿Y cómo lo harían?

—Pues crearíamos un carril bici y un carril peatonal para ir desde Sant Jordi hasta Platja d’en Bossa sin necesidad de cruzar las rondas. Se haría un gran paseo, rodeado de palmeras, y de menos de un kilómetro. Estamos trabajando en este proyecto. No está aprobado, pero se tramita. Además, otra de las prioridades es pasar las naves industriales, que ahora están en primera línea, a una tercera línea. Y donde están las naves industriales ahora mismo se crearían zonas verdes, párkings y áreas deportivas. Todo va muy lento.

—¿De cuánto tiempo está hablando?

—Por desgracia no depende de nosotros. Nos hubiese gustado tener los permisos antes del verano para, después de acabar la temporada, demoler las naves industriales y empezar la construcción para la próxima temporada. Ibiza necesita más inversiones. Muchas veces me pregunto qué hubiera pasado en Ibiza si hace diez años no se hubiesen hecho las reformas que eran imprescindibles; aquí hay que reconocer el buen trabajo del presidente Pere Palau, que consiguió la carretera del aeropuerto, la de Sant Antoni, y la segunda ronda de circunvalación. Creo, sinceramente, que se manipuló a la opinión pública por parte de algunos, pero nadie se atreve a discutir ahora la bondad de aquellas carreteras. Y seguramente nos arrepentimos de no haber hecho una nueva carretera hasta Santa Eulària. No es normal que se tarde hasta una hora y media en verano para llegar a Santa Eulària. Y ahora no hay dinero. Insisto: hacen falta más inversiones públicas.

—¿Cuáles son para usted las inversiones más urgentes para Eivissa?

—Repito: lo que hacen falta son inversiones públicas y privadas. Lamentablemente hacen falta inversiones privadas y quiero resaltar que hay otros grupos empresariales que han seguido nuestro ejemplo y modernizan sus hoteles, algo que ha permitido crear mucho trabajo este invierno. Pero lo que quiero destacar es que todas las fuerzas políticas deberían tener como prioridad la creación de empleo.

—¿Y cómo se consigue ese objetivo?

—Eso es muy fácil de decir, claro, pero hay que ser coherente con esa afirmación. Para crear empleo hacen falta inversiones privadas y públicas. Y para que haya inversiones no hace falta desear que las haya sino que hay que crear un clima propicio para que el inversor se anime, se endeude, y acometa estas inversiones. Lo contrario es hablar por hablar.

—Y es evidente que hay asignaturas pendientes en las infraestructuras...

—Antes he comentado el problema que hay en la carretera de Santa Eulària, pero también son urgentes las depuradoras y potabilizadoras. Hace años que están programadas, pero no llegan. Y hace falta cambiar el emisario de Talamanca, que es una vergüenza como está ahora mismo. Lo que necesitamos es que nuestras fuerzas políticas sean conscientes de los problemas que tiene Ibiza y todas se comprometan a promover las inversiones sin poner palos en las ruedas. En 1977, cuando yo era senador, todos los candidatos nos comprometimos a poner en marcha el Estatut que contemplase la realidad insular. Ahora hace falta un compromiso similar para que se hagan las inversiones públicas pendientes.

—¿Es optimista ante la próxima temporada turística?

—Estamos ante una temporada que se presenta buena o muy buena. Soy optimista a corto plazo, pero a medio y largo plazo no soy tan optimista porque hace falta saber qué líneas políticas se van a seguir. Eso es muy importante para no quedar bloqueados. Hay que seguir creando empleos.

—¿Se refiere a la posibilidad de recuperar la ecotasa?

—No pienso mencionar a ningún partido político porque hablamos del futuro de nuestra tierra y de nuestros hijos. Lo que sí creo es que hablar otra vez de imponer la ecotasa es pegarse tiros en los pies. Ya tenemos la experiencia y cómo se desmoronó la demanda turística, con una crisis que duró tres o cuatro años. Y tuvimos que volver a recuperar con mucho esfuerzo los niveles anteriores a cuando se hizo este experimento.

—¿Y porqué cree que dejaron de venir turistas?

—Es muy sencillo. Un turista que venía a Ibiza y Mallorca se preguntaba: «¿a qué se debe que yo tenga que pagar más sino lo tengo que hacer para ir a Marbella o Benidorm?», pero además hay un efecto subjetivo que es muy importante. Cuando un turista va a una determinada zona sabe que contribuye a crear riqueza y puestos de trabajo, pero si se le obliga a pagar un gravamen subjetivamente le molesta. Y ese efecto lo detectaron los sondeos que se hicieron en su día con el desafortunado experimento de aquella ecotasa.

—Pero quizás las cosas hayan cambiado...

—Hoy en día hay muchos vuelos low cost, con facilidad para transportarnos; el mundo se ha globalizado. Ibiza ha conseguido ser un referente mundial y no podemos perder competitividad. Estos años buenos son fruto de los esfuerzos de todos para mejorar nuestros hoteles, pero también de una campaña de imagen, de ofrecer calidad, y de ser más competitivos. No olvidemos que en Eivissa todos los empleos dependen del turismo. Sin turismo, en unos meses desaparecerían más del 80 por ciento de las empresas que hay que las islas. También desaparecerían empleos públicos porque ni los ayuntamientos ni el Consell podrían pagar a sus empleados. Sería un fracaso. Con los empleos no se puede frivolizar.

—Sin embargo, los partidos que apoyan la ecotasa dicen que los hoteleros tienen que ser solidarios...

—Sin entrar en unos partidos u otros, los hoteleros tienen como primer objetivo defender su empresa y los empleos que tienen. Eso ya es solidaridad, pero parece que no se han dado cuenta algunos de que el turismo ha sido, no solo la única fuente de riqueza, sino el sector que ha salvado a España de la gran depresión que hemos padecido en estos últimos años. Ha caído el empleo, déficit público disparado y déficit de balanza de pagos. España se endeudaba con el exterior poque estábamos consumiendo mucho más de lo que producíamos. En cambio, el turismo ha creado empleo incluso durante la crisis. El turismo ha contribuido a rebajar el déficit público. El turismo está jugando un papel relevante en la economía española y todavía mejorará la situación. Por eso creo que hablar de la ecotasa es disminuir la competitividad.

—¿Qué siente cuando algún político le dice que tiene que ser más solidario?

—Miren, yo me siento muy solidario. Pago millones de impuestos cada año y tenemos una fundación, que es puramente voluntaria, pero damos parte de nuestros beneficios para obras sociales o apoyamos proyectos deportivos. Otros colegas hoteleros también son solidarios y ahora lo que hay que hacer es dar a entender a la sociedad, en un ejercicio pedagógico, cuáles son nuestros argumentos y la necesidad que tiene la sociedad de la figura del empresario en general. En la Ibiza de los 50 algunas familias se endeudaron hasta las cejas para poner en marcha un hotelito de 20 habitaciones y tardaban toda su vida en amortizar la inversión. Y recuerdo que en Ibiza la mayor parte de las plazas hoteleras son de ibicencos. Estamos muy implicados con nuestra sociedad.

—¿Es un sentimiento generalizado en el sector turístico la oposición a la ecotasa?

—Los hoteleros se están movilizando. El sector turístico es un sector donde no hay lucha de clases. Los trabajadores no se sienten discriminados y mis propios empleados, desde el pinche de cocina al recepcionista, me piden cómo irá la temporada. Están pendientes de que las cosas vayan bien y si ven amenazado su bienestar, y creen que pueden trabajar menos meses, su reacción irá en contra los partidos políticos que no tengan en cuenta esta realidad. Tenemos temporadas buenas, en parte por nuestros méritos y en parte por las desgracias ajenas, pero sin la inestabilidad de los países árabes la temporada no sería tan buena como esperamos que sea.

—Aunque algunos piden que vengan menos turistas...

—Todos sabemos que los meses de temporada alta son una molestia para los ciudadanos, aunque todo en la vida tiene un precio. Yo creo que nuestra población acepta que paga un pequeño precio a cambio de ser un destino turístico tan apreciado. Recuerdo perfectamente que en la Ibiza de los años 40 los chicos que jugaban a canicas conmigo. Cuando tenían 15 años emigraban. Ahora, en cambio, la gente viene a trabajar a Ibiza.

—¿Está convencido de que Ibiza es el mejor destino turístico del mundo?

—Hoy por hoy lo es, pero nadie se puede dormir. Hay que seguir invirtiendo. Si nos dormimos rápidamente perderemos posiciones. Les recuerdo que China y Moscú se están reconvirtiendo rápidamente para ser destinos turísticos. La inestabilidad de los países árabes no va a durar toda la vida y sus costes de producción son más bajos que los nuestros. Por eso hay que aportar valor añadido para competir con estos destinos. Están las cifras macroeconómicas, pero hay hoteles que todavía pierden dinero. Por eso hay que animar a que sigan invirtiendo y no tiren la toalla. Estos hoteleros tienen que movilizar a su gente para que no vean amenazado su futuro.

—¿La apuesta por la modernización es un camino sin retorno?

—Sin duda, pero hay que seguir y en Platja d’en Bossa hay que mejorarla. Insisto en la conexión con Sant Jordi, que lo integremos con Platja d’en Bossa, donde pasan 7.000 u 8.000 personas cada día con gran capacidad económica. También insistio al pueblo de Sant Jordi que si quieren agua la ofrezco más barata que la que compran actualmente. Lo he ofrecido al Ayuntamiento de Sant Josep. Y lo primero que haremos cuando tengamos el permiso es hacer el paseo peatonal y para ciclistas.

—¿Qué piensa cuando lee que el modelo de Platja d’en Bossa quiere llevarse a Magalluf (Mallorca?

—Yo creo que en Magalluf se hace un esfuerzo importante para modernizar instalaciones y presentar un producto mejor. Y lo mismo queremos hacer en Sant Antoni, que fue la primera plaza turística que tuvo Ibiza. Sus puestas de sol no las tiene nadie en el mundo. Hay que reconvertir la planta hotelera a través del hotel Tanit en otro centro turístico parecido al de Platja d’en Bossa, pero no haremos más camas. Habrá menos habitaciones y más puestos de trabajo, con restaurantes temáticos y piscinas para niños.

—¿Habrá más inversiones en Sant Antoni cuando acabe la reforma del Tanit?

—Habrá más. La zona más deprimida de la bahía tiene muchas posibilidades. Si en turismo haces las cosas bien los clientes buenos acaban echando a los malos. Eso sí que es convertir un ciclo vicioso en un círculo virtuoso. Sant Antoni se merece mejorar porque tiene vocación turística desde antes de la Guerra Civil.

—¿Qué le parece el trilingüismo?

—Es una pena desgastar tanto esfuerzo y vitaminas en un tema que nos enriquece. Yo creo que es bueno que nos apoyemos en nuestra lengua propia, que la lengua de todos los españole esté en igualdad y hoy es imprescindible en el mundo moderno dominar el inglés. Es esencial potenciar las tres lenguas.

—¿Tiene miedo a que gobierne Podemos?

—Yo creo en el buen sentido de los españoles. Espero que Podemos rectifique antes de las elecciones y tengo claro que una cosa son los sondeos y otras las urnas. Los españoles medimos muy bien nuestros votos y si no rectifica Podemos, espero que no tenga los apoyos necesarios. Fíjense en Grecia, que todo lo iban a arreglar con los bancos y en estos momentos ya han dicho que rectificaban totalmente.