En 2010 se marcaron 40 ‘virots’ y ahora se ha vuelto a hacer. | DAVID GARCIA

El virot o pardela balear, ave endémica de Balears, vive actualmente un «declive muy fuerte» en palabras del coordinador del programa marino de SEOBirdlife, Pep Arcos. Casi el 50% de la población mundial de esta especie, catalogada como en «peligro crítico» por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, cría en las Pitiüses y, según Arcos, cada año pierde un 7% de sus ejemplares. Si esto sigue así se extinguirá en 50 años o menos, por lo que «requiere especial atención».

En ello están Arcos y sus compañeros Beneharo Rodríguez y David García, que se encuentran estos días en sa Conillera, donde han colocado GPS a varios ejemplares de virot y gaviotas de Audouin (gavina de bec vermell). La idea es conseguir información de su comportamiento, por ejemplo donde se alimentan, y también de su éxito reproductor en este islote y en otros más como la Illa des Bosc o las Illes Bledes. Otra de las acciones consiste en colocar geolocalizadores a los virots para saber a dónde van, ya que pasan entre 3 y 5 meses entre el golfo de Cádiz, Portugal, Galicia y la Bretaña francesa. Todo ello forma parte de varios proyectos: Life-Indemares y Fame.

ZEPA marinos

Con la información que han conseguido en los últimos años ya se han marcado las Áreas Importantes para las Aves (IBA), unos espacios marinos en los que se ha basado el Ministerio de Medio Ambiente para iniciar su protección de las ZEPA marinas (Zona Especial de Protección de Aves). En Eivissa se han marcado tres. Una que coge toda la zona de los islotes de Ponent y que coincide con la reserva natural de es Vedrà, pero se alarga 10 kilómetros más mar adentro; otra que abarca el sur (Formentera y es Freus) y una tercera en el norte que va desde Illa Murada hasta Tagomago.

Dentro de estos programas uno de los objetivos es trabajar con los pescadores y hacerles entender el problema que suponen las muertes de aves por cebo de las artes de pesca (si se echan entre 5 o 10.000 anzuelos puede haber hasta 4.000 aves de todo tipo afectadas de una tacada). «Estamos en fase de evaluar el problema y para esto se hacen encuestas a pescadores y se ponen observadores en barcos de pesca», explicó el coordinador del programa marino de SEOBirdlife. Otras amenazas son la contaminación y los parques eólicos marinos.

El problema del virot es que, aunque es longevo (vive entre 20 y 30 años), se reproduce muy lentamente. Solo pone un huevo y hay años en los que ni siquiera lo hace. Esto les hace muy vulnerables a los depredadores como gatos, ratas y jinetas, que crean un impacto «muy grande» sobre las poblaciones. De hecho, antiguamente se decía que el virot incluso criaba en el centro de Eivissa, pero que con los años ha ido recluyéndose en la costa.

Afortunadamente, en sa Conillera las ratas ya se han erradicado (se comen los huevos y los polluelos), pero los gatos siguen siendo un problema en Formentera. Allí, donde estaba la mayor colonia de virot del mundo, la especie ha experimentado un declive muy fuerte porque «un gato asilvestrado puede matar entre 10 y 20 pardelas de una vez». Actualmente se estima que en las Pitiüses viven 200 parejas de virot, aunque es difícil averiguar una cifra exacta porque crían en nidos en los acantilados a los que cuesta acceder.

En Eivissa otras especies importantes son el corb marí, el paíño europe (cuya población más importante a nivel español está en en las Pitiüses) y la gaviota de Audouin que, según Arcos, es «interesante porque es endémica del Mediterráneo y en las Pitiüses hay 500 parejas». De hecho, la instalación de GPS en el lomo de algunas de estas gaviotas en sa Conillera ha demostrado que, aunque no se mueven mucho, algunas viajan hasta Dénia. En el caso del virot sí que se desplazan mucho más. Suelen ir a alimentarse al levante español (desde Tarragona a Murcia) o a Argelia y pueden estar dos o tres días fuera. Llegan a lugares como sa Conillera de noche para darles de comer a las crías, a las que visitan con regularidad.