La espardenyera Neus Bonet, de Can Terracavat, muestra las espardenyes confeccionadas con lino. | Irene Arango

La espardenyera Neus Bonet, de Can Terracavat, no quiere oír hablar del peligro de desaparición del tradicional calzado ibicenco, la espardenya. A pesar de las plagas que desde hace años atacan las ‘pitreres’ de la isla, ella trabaja ya en una solución más que viable: la sustitución de la pitra que se emplea en su confección por el lino.

Para asegurarse de que esta medida es correcta, la conocida artesana, residente en Sant Miquel, la ha consultado con aquellos maestros que todavía viven en zonas de Sant Miquel o Sant Mateu y «ellos me han dicho que estoy salvada».

Bonet lamenta que, en la actualidad, por un par de espardenyes de morret, las que utilizan las balladores de los grupos folklóricos, se paga la mitad. «Son unas 55 horas de trabajo y no se valora».
Fotos: Irene Arango.

«Siempre hay que acudir a ellos. Mis fuentes son la gente mayor, que son quienes me han enseñado y me han ayudado a llevar a cabo este trabajo, que es muy complicado», insiste.

De hecho, Bonet lamenta que, en la actualidad, por un par de espardenyes de morret, las que utilizan las balladores de los grupos folklóricos, se paga la mitad. «Son unas 55 horas de trabajo y no se valora», asegura.

Aunque se extendiera el uso del lino en la confección, la dedicación necesaria para hacer unas espardenyes sería la misma. «Es una manera de mantener el oficio, regalando el trabajo a la gente, pero no sé hasta cuándo podré hacerlo porque en los talleres se ayuda a los asistentes a montar sus espardenyes. Mi única satisfacción, mi premio, es que estoy contenta con el trabajo», relata Neus Bonet, quien reconoce que nunca hay que conformarse con el resultado obtenido porque siempre se puede mejorar.

«Lo triste es que al final acabas por no hacer. Restauro muchas espardenyes, eso sí. Ahora, como la gente ve que ya no hay, me están trayendo espardenyes muy antiguas, de bodas. Aquí es donde yo disfruto porque veo la técnica depurada de quienes las hacían antes», explica también.
Bonet relata que la idea del lino le surgió meses atrás y asegura que optó por este material porque era utilizado a la hora de confeccionar algunas prendas masculinas. También se había empleado el cáñamo, pero es un poco «más graso».

Aunque antiguamente el lino se cultivaba en el campo ibicenco, el que emplea Bonet procede de Lituania, defendiendo que «es una forma de no perder la técnica y poder seguir trabajando». Años atrás, viendo la delicada situación de las ‘pitreres’, incluso probó el bambú para confeccionar el tradicional calzado ibicenco.

«Las espardenyes pueden hacerse de muchas cosas. De hecho, los archivos históricos de Ibiza dicen que se habían hecho de cáñamo, de mezclas de fibras, de lo que había. No podemos pensar nunca que sólo se habían estado haciendo de pitra», manifiesta.

«Ya hace 18 años que llevo a cabo un taller en Sant Joan y el problema de la pitra no es ni de este año ni del pasado. Hace tiempo que se están perdiendo las plantas y, por ello, he probado con el lino y el resultado es muy bueno», insiste.

Los alumnos de su taller expondrán este sábado sus trabajos en el porche de la iglesia a partir de las 19 horas. En la muestra, podrán verse ya tres pares de espardenyes elaboradas con lino, dos de ellas de morret.

«La verdad es que las pruebas que estoy haciendo van muy bien. La fibra de lino es muy fuerte y es más blanca», explica.

Al blanquear las espardenyes, el lino «ha cogido» muy bien el limón que se utiliza en la parte final del proceso de elaboración y con un hueso se les ha podido dar lustre de la misma manera que si se hubieran hecho de pitra, destaca la artesana.

‘Pitreres’

El pasado mes de mayo, el Consell d´Eivissa solicitó al Govern que desclasificara como especies invasoras la ‘pitrera’ (Agave americana) y la ‘figuera de pic’ (Opuntia maxima). La petición se formuló a instancias de la Federació de Colles de Ball i Cultura Popular y de diferentes grupos de artesanos y oficios tradicionales.

El objetivo de esta solicitud era permitir el cultivo controlado de estas dos especies para continuar con el fomento y la promoción de sus usos tradicionales. El Consell recordó que actualmente estas dos plantas resultan afectadas por plagas que las condenan a su desaparición ya que las autoridades no pueden intervenir si son consideradas especies invasoras.