Un tractor rompe el suelo de sal para poder recogerla. | Irene Arango

La cosecha de la sal empezó esta semana en ses Salines y las previsiones son mejores de lo que se esperaba. En torno a 50.000 toneladas de sal espera poder cosechar este año Salinera Española en Ibiza, según explica el apoderado de la empresa, Joan Ribas.

Los trabajos se realizan en los 20 estanques de cristalización: 12 en la zona de es Codolar, junto al aeropuerto y los otros ocho en la zona de es Cavallet.

El calor de verano ha salvado la producción de este año. Las intensas lluvias de primavera perjudicaron el proceso de concentración de la sal, que dura varios meses. «El proceso de aumento de concentración se suele iniciar en los meses de marzo y abril, pero este año llegó mayo y el agua no alcanzaba los 20 o 21 grados baumé (ºb) de salinidad que necesitan los concentradores para poder pasar el agua a los cristalizadores».

Pero la anomalía pluviométrica primaveral fue revertida por la anomalía de altas temperaturas estivales. Dos meses de intenso calor aceleraron el proceso. Las previsiones de este año se quedan 6.000 toneladas por debajo de los del año pasado.

Casi todo fuera

El 99,5% de la sal que se recoge en la isla se exporta. Los dos primeros días se trabajo se dedicaron a recoger la sal de alimentación y para salazón de bacalao, que pasa por un proceso de limpieza a través de dos lavaderos.

Más de un tercio, entre unas 18.000 y 20.000 toneladas, se van a Islas Feroe. El archipiélago tiene la pesca como su industria fundamental, exporta alrededor de 600.000 toneladas de pescado al año según datos del gobierno del archipiélago, de las que aproximadamente un 5% se prepara en salazón. Esto supone salar unas 30.000 toneladas de pescado, práctica para la que la sal de Ibiza es muy apreciada por su pureza.

Entre los demás mercados que compran la sal de Ibiza, está Galicia, que se lleva unas 10.000 toneladas y después el resto de la Península se reparte otra parte.

En Ibiza se quedan entre 150 y 200 toneladas anuales, que distribuyen vendedores como Sal Torres o la empresa alemana Sal de Ibiza, que se encargan de envasar y hacer los distintos preparados de sal que comercializan.

Después, una buena parte se destina a la descongelación de carreteras. Precisamente ayer, en el cuarto día de recogida de sal, las máquinas trabajaban para ir apilando la de carretera, que no es necesario limpiar y se envía íntegramente a Reino Unido.

Extraer la sal

El proceso para extraer la sal del agua de mar es sencillo, pero largo. Se bombea el agua de mar a los estanques con un grado de salinidad de entre el 4% y 4,5%. En esta primera etapa el agua se almacena en los estanques concentradores para que vaya aumentando el grado de salinidad.

Una vez se alcanzan los 19 ºb (19 kilos de sal por cada 100 litros de agua) pasan a los estanques cristalizadores, donde alcanzan los 26,5-27 ºb es cuando se empieza a formar el cristal en el suelo.
Este proceso tarda alrededor de tres meses si las condiciones son óptimas, lo que básicamente depende de la meteorología. Cuando se ha formado suficiente cantidad entran las máquinas a extraer la sal, rompiendo el suelo con discos y recogiendo la sal con palas.

Calidad

La sal marina ibicenca tiene una pureza de cloruro sódico entre el 98,6% y el 99,3%. «Es pura sal. También contiene una cantidad de humedad en sal que la hace óptima para la conservación de alimentos, alrededor de un 4%.

El pasado mes de junio el Consell Balear de Producción Agraria Ecológica (CBPAE) inscribió la sal de Ibiza en su registro especial, con lo que tiene un certificado de producto ecológico de producción sostenible.