John, capitán del ‘Malachite‘, agradece la información y felicita a los voluntarios. | Toni Planells

La plataforma ciudadana Salvem sa Badia ha puesto en marcha durante este mes de agosto una iniciativa en la que una decena de voluntarios, coordinados por la bióloga Elisa Langley y la oceanógrafa Marta Fernández, recorren la costa de la bahía de Portmany realizando, entre otras actividades, controles de embarcaciones que se encuentran fondeando sobre posidonia y ofreciendo información al respecto. Las patrullas están formadas por tres de los 10 jóvenes voluntarios que se embarcan en una lancha hinchable acompañando a las profesionales.

El proyecto
Pepín Valdés, responsable de la plataforma, explica el proyecto #EstimSaBadia desde tres puntos básicos: el voluntariado que forman los 10 jóvenes coordinados por Langley y Fernández, la información que se divulga a través de mapas y pegatinas con datos sobre seguridad y biodiversidad que incluyen códigos QR desde los que descargar un vídeo explicativo que informa sobre la posición de la posidonia o la aplicación Posidonia GOIB y el tercer punto de la iniciativa es la dinamización, con la organización de conciertos o exposiciones, a la vez que se coordinan talleres, salidas o actividades en colaboración con las escuelas de verano de Sant Josep y Sant Antoni.

En las salidas informativas que realizan, pocos días antes de finalizar el mes de agosto ya habían informado a 170 embarcaciones, de las que más de la mitad (un total de 86) se encontraban fondeadas sobre posidonia, 85 de ellas no reciclaban a bordo y 42 ni siquiera conocían la planta posidonia. Solo 37 conocían la aplicación Posidonia GOIB o alguna similar. El recuento diario de embarcaciones fondeadas en la bahía alcanzó una de media de 125 embarcaciones diarias durante la primera quincena de agosto, que se redujo a 85 durante la segunda.

Los voluntarios
Periódico de Ibiza y Formentera ha tenido la oportunidad de acompañar en una de sus salidas a las coordinadoras, Elisa y Marta, y un grupo de tres voluntarios, Hajar y su hermano Zaid Bakkali, de 17 y 16 años respectivamente, y Aisha Moreno, también de 16 años. Hajar está a pocas semanas de empezar su vida universitaria, va a estudiar ingeniería biomecánica en la Universidad de Girona, y tal como explican sus coordinadoras, «Hajar, nunca se había calzado unas aletas de buceo; ¡nos ha dado una lección de empuje, predisposición, acción y eficacia!. La llamamos la Alegría o Saida, que es lo que transmite esta voluntaria genial. ¡Bravo por esta futura mujer científica ibicenca de la bahía de Portmany!». «Antes no buceaba nunca y he descubierto un mundo maravilloso», confirma Saida. «Lo que más me gusta es hacer análisis del estado del agua mirando los nitritos, o hacer los transectos», explica la futura científica. Hacer transectos, tal como explican las científicas de a bordo, es una actividad que también desarrollan en esta iniciativa y que consiste en hacer un muestreo cualitativo de la biodiversidad: «La palabra más importante del mundo», según la oceanógrafa, de un espacio submarino a poca profundidad determinado. El hermano de Hajar, Zaid, se muestra en principio más indiferente: «Me dijeron que me apuntara y me apunté», para acabar reconociendo que «lo que más me gusta es la navegación». Marta y Elisa le aplauden cuando asegura que sus estudios irán dirigidos a la ciencia, «hacen falta más oceanógrafos en el mundo». Aisha se embarcaba por segunda vez y habla de su decisión a la hora de animarse a formar parte de esta iniciativa «es la posidonia; hay que respetarla y cuidarla. También quiero aprender sobre las especies marinas y verlas en persona en vez de por internet. Vivirlo en persona y disfrutarlo. Es todo muy visual y muy hermoso». Esta última frase delata su sensibilidad también ante la belleza, una sensibilidad que le ha llevado a elegir Bellas Artes como primera opción a la hora de elegir su carrera. Como anécdotas en este mes de actividad que han desarrollado desde la plataforma recuerdan con cariño el rescate de un pequeño virot, una especie protegida que está en peligro de extinción y, con humor, una ocasión en la que una voluntaria a quien se le hinchó el chaleco de forma automática al lanzarse al agua a por una gafas de buceo que se le habían caído al mar.

Una salida
Durante la salida que Salvem Sa Badia compartió con Periódico de Ibiza y Formentera se informó a 18 embarcaciones, 14 de ellas se encontraban fondeadas sobre posidonia.
Una de las primeras embarcaciones en la que abarloan la lancha neumática es un velero de más de 20 metros de eslora con bandera española, el Saint Germain. Previamente, Aisha ha comprobado con el mirafondos que el ancla del velero se encuentra sobre las praderas de posidonia. Tras una serie de saludos en voz alta, un joven desmelenado aparece en cubierta. «¿Sabes lo que es la posidonia?», pregunta la oceanógrafa. «Sí», responde el joven. Fernández insiste: «¿Sabes que por normativa no puedes fondear sobre ella?». La respuesta del marinero: «Es que ayer llegamos por la noche y estábamos durmiendo». Es entonces cuando las colaboradoras entregan la información y dan a conocer la aplicación ‘Posidonia GOIB’ al joven antes de plantearle otras cuestiones sobre el reciclaje que hacen a bordo o sobre su puerto base: «Nuestro puerto base es el fondeo» asegura el joven, que se compromete a mover su embarcación. No son pocos los patrones de las embarcaciones que acceden de buen grado a mover sus barcos tras haber sido informados de que se encuentran fondeados sobre posidonia. Ofrecen interés por la información que tanto Marta como Elisa les han ofrecen al respecto y por la aplicación que todos desconocían y que alguno, como el patrón italiano del Linda of Naples, se ha descargado inmediatamente.
Otros marineros plantean distintas excusas a la hora de justificar el fondeo de su embarcación sobre posidonia, como al patrón del Sea Rose, un catamarán portugués cuyos motores, según cuenta el patrón, «uno está estropeado, y el otro está sin combustible. Se ha gastado todo con el generador». Algún otro patrón, como el del impresionante catamarán italiano Grayone, no tienen ningún pudor a la hora de exhibir su ignorancia sobre el espacio en el que fondea: «Creía que esto era un fondeadero», apunta. El mismo patrón tampoco se ruboriza al contestar de forma tajante que en esa embarcación no reciclan sus residuos.

También se encuentran patrones que no reciben con tanta educación o comprensión la información que les ofrecen desde Salvem Sa Badia. Así, el patrón de un velero italiano de aspecto tan descuidado como él mismo, espeta de manera despectiva argumentos del tipo «aquí vivís del turismo náutico. No podéis estar poniendo pegas a los barcos» o bien «el turismo de borrachera es peor que fondear sobre posidonia» o «la posidonia es un alga [sic] que está por todas partes, no pasa nada por fondear allí». De esta manera, las explicaciones por parte de las científicas, como por ejemplo que «la posidonia es una planta, no un alga, milenaria y se ha reducido su tamaño un 50% en los últimos 40 años», no acaban de calar en este tipo de personajes cuya ignorancia, indiferencia y falta de respeto a bordo de una embarcación pone en peligro la subsistencia de esta planta marina.
Los voluntarios también abordan a embarcaciones que están bien fondeadas, agradeciéndoles la sensibilidad con esta planta y ofreciéndoles la información que se ofrece desde la plataforma para que la compartan con otros marineros. Así, el capitán del Malachite, John, tras ser felicitado e informado de la actividad de Salvem Sa Badia devolvió las felicitaciones a los voluntarios y aplaudió de manera enérgica su labor.