José Antonio Llano Marí dirige un hotel en Cala Llenya y propietario de una casa que alquila como alojamiento vacacional. | Daniel Espinosa

José Antonio Llano Marí (Ibiza, 1973), técnico en Empresas y Actividades Turísticas, dirige un hotel en Cala Llenya y es propietario de una casa familiar que alquila como alojamiento vacacional.

Desde hace tres años preside una asociación, integrada en la patronal Pimeef, que cuenta con unos 200 miembros, entre propietarios y comercializadores, que gestionan alrededor de 3.000 viviendas unifamiliares aisladas, las denominadas viviendas turísticas vacacionales, que es el único tipo de alquiler turístico permitido en las Pitiusas (el alquiler de pisos a turistas está completamente prohibido).

En total, la Asociación de Viviendas de Alojamiento Turístico de Ibiza y Formentera (AVAT) controla unas 20.000 plazas, aunque el presidente estima que puede haber otras tantas que no han sido regularizadas. José Antonio Llano Marí recalca que la asociación, que fue fundada para conseguir una normativa que amparase a la oferta de vivienda vacacional, no representa a los pisos turísticos y que uno de sus principales objetivos es luchar contra el intrusismo, «que es difícil de controlar».

Reclama más diálogo al Govern balear y se muestra optimista con respecto a las reservas que ya se están recibiendo para este verano, aunque reconoce que la decisión de Reino Unido de considerar a toda España como un destino de riesgo ha sido «un jarro de agua fría».

—¿Qué expectativas tienen en este momento?

—Como todos los sectores, el año pasado sufrimos los efectos de la pandemia. En julio y agosto trabajamos bien, y eso nos hizo ver que la oferta de vivienda vacacional es muy importante, un alojamiento más flexible que un hotel en el sentido de que tienes más posibilidades de decidir la apertura o el cierre de una manera más flexible. De cara a este año estamos bastante ilusionados porque estamos viendo que hay demanda de vivienda vacacional. Ya la había antes de la pandemia y ahora más aún porque te garantizan la privacidad, la seguridad y no tienes que compartir espacios comunes.

—¿Ya se pueden dar datos de reservas?

—En mayo está empezando a haber demanda, pero está todo muy condicionado a lo que digan los países emisores; junio se está empezando a parecer a un mes normal, como otros años, y para julio y agosto ya hay mucha demanda.

—Entonces estarán optimistas.

—Bastante. A día de hoy, viendo el nivel de reservas que tenemos, sí, pero hoy están estas reservas y a lo mejor mañana ya no están. Por ejemplo, es lo que ha pasado con el mercado británico.

—¿Cómo han recibido la decisión de Reino Unido de colocar a toda España en ámbar, como destino turístico de riesgo?

—Es una gran desilusión y supone un chasco importante. Hoy mismo [por ayer] hemos empezado a recibir cancelaciones; ha sido inmediato. Nuestro deseo y nuestra intención y, de hecho, con lo que se estaba especulando, era que se nos tuviera en cuenta como islas separadas del resto del país y al final vemos que nos han incluido a todos en el mismo saco, lo cual es injusto. Hay actualizaciones cada 15 días y sólo nos queda esperar. Tanto el Gobierno español como el Govern deben hacer cambiar esta decisión al Gobierno británico y que se nos considere como que somos unas islas independientes del resto de España.

—En el caso de Ibiza y Formentera, con los mejores datos epidemiológicos de Baleares, supone un doble castigo, ¿no?

—Sí, porque todo el esfuerzo hecho hasta el momento parece que no ha servido de nada. En su momento se pidió que se nos tuviera en cuenta por islas, para que la situación de cada una no perjudicara a las demás. Esta decisión no está en nuestras manos, pero nos puede condicionar el futuro y esperemos que cambie porque si no, será complicado.

—¿Podríamos quedarse Ibiza sin temporada si en 15 días Reino Unido no reconsidera su decisión?

—No sin temporada, pero muy tocados sí. A día de hoy, esto es un batacazo, un auténtico varapalo. No nos queda más que esperar otros 15 días y pedir al Govern y al Gobierno español que insistan para que el Gobierno británico coloque a las islas en verde. El Govern tiene que demostrar que tiene el control con las medidas que está tomando. En paralelo, hay que seguir velando por mantener las cifras de contagios bajas en estas dos semanas.

Si con estas cifras nos han puesto en ámbar no quiero ni imaginar qué pasaría si aumentase la incidencia. Debemos seguir manteniendo restricciones; sé que es complicado porque todos tenemos ganas de salir y relacionarnos, pero se nos va la temporada en ello.

Pido responsabilidad a todo el mundo y me gustaría que todo el mundo fuera consciente de lo grave que es la situación.

—¿Sigue habiendo intrusismo en el sector?

—El problema más importante que sufrimos, y no solo nosotros, es el intrusismo, que es algo que viene condicionado desde hace tiempo porque había mucha gente que solo con un móvil se dedicaba a alquilar casas, sin garantías, sin seguridad, sin ningún tipo de licencias, y eso es un problema que afecta a muchos otros sectores como el taxi o la restauración. Es un problema endémico de Ibiza. Justamente la semana pasada tuvimos una reunión con Iago Negueruela (conseller de Turismo y portavoz del Govern balear) en la Pimeef y le pedimos algún tipo de herramienta para luchar contra el intrusismo; es cierto que esto es una competencia delegada en el Consell d’Eivissa, pero tenemos que ponerlo sobre la mesa en las reuniones porque es uno de los grandes problemas que tiene Ibiza.

—¿Esto se debe a la proliferación de intermediarios ilegales?

—El intrusismo se produce por parte de mucha gente que alquila viviendas sin licencia y por esos intermediarios que se dedican a alquilarlas sin ningún tipo de seguros ni garantías ni alta fiscal; ni pagan impuestos ni nada de nada, pero justamente la asociación nació en su día para eso, para dar un marco normativo legal y para equiparar esta oferta a la del resto de los hoteles. Estamos encantados de pagar impuestos, de cumplir la legalidad y de que se nos considere, como ya es así, otra oferta de alojamiento reglada en la isla.

—¿Pueden controlar de alguna forma las estafas que se siguen produciendo?

—Las estafas por internet siguen existiendo en el comercio digital, no solo en el sector de las viviendas. Internet ha facilitado que haya personas que suplantan a otras o que hacen fotos a tu casa y la alquilan, y luego llega el cliente y no hay vivienda o ya está alquilada. Es un tema difícil de combatir porque a veces los piratas están fuera de España. Es un problema que nos preocupa porque da una mala imagen que no beneficia a nadie, pero reconozco que es complicado de atajar

—¿Debería haber más inspecciones?

—Lo que pedimos es que se hagan inspecciones para controlar la oferta ilegal. Es difícil, como le decía, porque a veces no hay medios materiales o humanos. Creo que se trata de un trabajo de todos, empezando por nosotros mismos a la hora de seleccionar a la gente con la que colaboramos, y que debemos comprobar que se trata de una empresa legal, que hay facturas o que están inscritos en el registro de comercializadores.

—Otra de sus reivindicaciones es una rebaja en la tarifa de legalización de cada plaza.

—Así es. Quiero recordar que a día de hoy una vivienda que se quiera dar de alta como vivienda turística tiene que pagar por cada plaza la mismo que paga un hotel: 4.300 euros por plaza, que se paga una sola vez para legalizarla. Siempre hemos defendido que esa cantidad no debe ser así para una vivienda porque un hotel tiene muchos más recursos para amortizar sus plazas. Esta es una reivindicación que hemos hecho muchas veces y, de momento, sin éxito. También es cierto que ahora mismo hay una bolsa única de plazas turísticas que engloba tanto a las de hoteles como a las de viviendas vacacionales. Y en un futuro se crearán dos bolsas diferenciadas. Quizás entonces será el momento de seguir insistiendo en que debemos tener un precio diferente por plaza con respecto a los hoteles. Además, creemos que esto también ayudaría a controlar la oferta ilegal. Hay gente que opera de forma ilegal y otros, alegal, que pagan impuestos pero que están fuera de la regulación. Sería más fácil tenerlos controlados a todos, registrados, con un número de licencia y a disposición de cualquier inspección que quisiera realizar la autoridad.

—¿Cómo pueden impedir las fiestas ilegales o las reuniones que no se ajustan a la normativa covid?

—Nosotros estamos en contra de cualquier tipo de fiesta ilegal en nuestras viviendas y en cualquier otra no reglada o ilegal. Primero, porque es una actividad que no debería realizarse en una vivienda, pero mucha gente vende tíckets, causan molestias, ruidos, no respetan las normas sanitarias… También queremos decir que a veces hay clientes que alquilan una vivienda para realizar una celebración familiar, con amigos, un aniversario… Y queremos que se diferencie claramente que esto no tiene nada que ver con esas fiestas ilegales en las que se venden tikects, se saltan el aforo o ponen música a todo volumen. Estamos totalmente en contra de las fiestas ilegales, y más ahora que tenemos toda la oferta de ocio diurno y nocturno cerrada, que no puede trabajar, porque esto puede crear un daño muy grande. Para controlar esta situación, hace falta más vigilancia y también más responsabilidad del propietario o el comercializador a la hora de alquilar. Es difícil detectarlo y saber qué harán, pero a veces hay indicios que te permiten adivinar que harán una fiesta. Te la pueden colar. Pero cuando se detecta, se denuncia.

—En este asunto, ¿hay unanimidad entre sus asociados?

—Por supuesto; sabemos el daño que pueden hacer este tipo de actividades ilegales. Pero nos preocupa que un propietario alquile una vivienda, por ejemplo, y monten una boda o una celebración familiar y se confunda con una fiesta ilegal. Eso nos crea un poco de inseguridad porque se habla de multas muy importantes.

—¿Y cómo se puede evitar esta confusión?

—Si alquilas una vivienda para este tipo de celebraciones, es demostrable porque que hay un contrato, se sabe que no hay un cobro de entradas, que hay un aforo determinado y que no es una fiesta descontrolada. Recomendamos a los propietarios que sean los primeros en denunciar si alguien les cuela una fiesta en su casa, que llamen a la policía y no habrá problemas. Así se disipan las dudas.

—¿Mantienen buena sintonía con la Federación Hotelera de las Pitiusas?

—Formamos parte de la Pimeef pero tenemos muy buena relación con los empresarios hoteleros. La mayoría de sus reivindicaciones son comunes a las nuestras, y también hay buena sintonía con la CAEB y el resto de patronales. El Consell creó el foro de trabajo Ibiza Segura, en el que hemos estado todos, sindicatos, patronales, cadenas hoteleras, con el fin de crear un protocolo y unas medidas para presentar al Govern y que las tuviese en cuenta, pero ha sido difícil porque a veces el Govern balear parece que va un poco por su lado.

—¿No les hace caso?

—En Ibiza, muchas veces vienen aquí a anunciar unas medidas que ya están tomadas y que no dan pie al diálogo o al debate. Estaría bien que el Govern hiciera caso a lo que se le pide desde cada isla. Es cierto que el mando sobre la pandemia tiene que estar en el Govern, porque los consells no están preparados para esto, pero se echa en falta un poco más de escucha, consensuar las medidas o las restricciones. Nosotros somos un sector estacional, pero nos solidarizamos especialmente con la restauración, con lo que han sufrido bares y restaurantes, y entendemos que las medidas restrictivas se han de tomar porque lo más importante es llegar bien al inicio de la temporada y que no tengamos un parón. Pero sí que parece que las medidas para Ibiza han sido discriminatorias o ilógicas con respecto a las otras islas. Pero vuelvo a remarcar que ahora es importante que sigamos con restricciones. Nosotros pedimos, como todas las patronales, que haya un control estricto en el aeropuerto y en los puertos. Estos es importantísimo. Este es quid de la cuestión: controlar quién y cómo entran y salen los turistas de Ibiza.

—¿Hacia dónde cree que evoluciona el turismo en Ibiza y Formentera?

—Hasta 2019, todo el mundo hablaba de masificación, que habíamos llegado al límite. Quizás es cierto, visto con la perspectiva de ahora, pero, sin pedir un cambio brusco de modelo turístico, lo que sí podemos hacer es reflexionar y ver que quizás con menos turismo, con visitantes más selectivos, también se puede salir bien adelante, generar empleo y, sobre todo, diversificar los tipos de turismo: cultural, gastronómico, de congresos, etcétera. Y de discotecas también, ¿por qué no? Ibiza ha sido y es un referente mundial en el ocio, y eso es muy importante. Ibiza se ha reinventado gracias al ocio, y gracias a eso la isla puede mantenerse en el nivel en el que se encuentra.

—¿Qué opina de la decisión del Ayuntamiento de Sant Joan de prohibir las discotecas y beach clubs en el municipio?

—Me parece bien. No está mal que haya una zona de la isla más tranquila, más auténtica.

—¿Cree que el turista de villa gasta más que el de un hotel?

—Quiero poner en valor que el turista de vivienda vacacional gasta mucho más que el de un hotel, por regla general, y ayuda a repartir mucho más lo que gasta. Un porcentaje muy alto de lo que se gasta no es solamente para la vivienda; alquila un coche, va a restaurantes, supermercados, asiste a eventos culturales… Que no quiere decir que el huésped de un hotel no lo haga, pero nuestros clientes reparten mucho más los gastos en la oferta complementaria.

—¿Hay un perfil concreto entre sus clientes?

—Nuestros mercados son los mismos que los de cualquier hotel; tenemos clientes de todos los tipos de poder adquisitivo, con precios de todo tipo.

—¿Cuál es la villa más cara que se alquila?

—No sabría decirle porque hay precios de locura, barbaridades. Es cierto que tenemos el sambenito de destino caro, y puede que sea cierto, pero viene determinado por la demanda, que lo pide y lo paga el cliente. Eso no quiere decir que se pueda ofrecer cualquier cosa a cualquier precio; el precio tiene que ir acorde a la calidad del producto que ofreces, pero sí es cierto que los precios en Ibiza son más elevados que en otros destinos.

—De 1 a 10, ¿ccuánto es de optimista?

—Creo que ahora mismo diría un 6 o un 7, porque a nivel de reservas somos optimistas de cara al próximo verano, pero hoy están estas reservas y mañana a lo mejor no están.