Planta F del hospital Can Misses. | Área de Salud de Ibiza y Formentera

El Área de Salud de Ibiza y Formentera se ha preparado para la llegada de la COVID-19 en la UCI, que ayer tuvo su primer ingreso por coronavirus. El Servicio de Medicina Intensiva cuenta con un plan de contingencia frente a la posibilidad de ingresos de pacientes afectados por la COVID-19. Este plan contempla distintas fases que se activarán en función de las necesidades asistenciales. La UCI dispone de dos zonas diferenciadas con dos controles de enfermería. En un primer momento se aislarían los pacientes afectados por la COVID-19 en uno de ellos, el Control A, que cuenta con capacidad para cinco pacientes que se mantendrían aislados del resto de pacientes con otras patologías. En una segunda fase, si por necesidades asistenciales fuese necesario, se aislaría también el Control B, que tiene capacidad para ocho pacientes más. La UCI tendría pues, en ese momento, 13 camas para paciente con COVID-19 en estado crítico.

A partir de ese momento, se habilitaría un espacio de la Unidad de Recuperación Postanestésica (URPA), un área acristalada separada del resto, con cuatro camas más, para atender a los pacientes críticos con otros tipos de patologías.

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Por último, en la última fase se contempla utilizar la totalidad de la URPA, con otras siete camas más. Habilitar la URPA para atender a pacientes críticos implicaría la actuación conjunta de médicos intensivistas y anestesistas, en equipos multidisciplinares. De este modo, en función de las necesidades asistenciales, Can Misses atendería 24 pacientes críticos: 13 en la UCI y 11 en la URPA.

La jefa del Servicio de Medicina Intensiva del Área de Salud de Ibiza y Formentera, Paz Merino, detalla que «lo importante es aislar al paciente con COVID-19 del resto con otras patologías y, por ello, la UCI quedará habilitada para el paciente crítico con coronavirus y la URPA, para pacientes de cuidados intermedios, con lo que habrá dos zonas separadas bien diferenciadas».