El claustro del CEPA Pitiüses leyó ayer por la tarde un manifiesto para explicar su posición. | DANIEL ESPINOSA

El claustro del Centre d’Educació de Persones Adultes (CEPA Pitiüses) se reunió ayer por la mañana con carácter de urgencia para consensuar su postura sobre la decisión del Ayuntamiento de Eivissa de ubicar en las instalaciones del CEPA, ubicadas en el antiguo colegio Sa Bodega, el nuevo centro de primera acogida para personas sin hogar. Se trata de un espacio temporal que estará en funcionamiento «hasta que finalice el proyecto del centro de baja exigencia de es Gorg», según explicó esta semana la concejala de Benestar Social de Vila, Carmen Boned.

Tal y como ella afirmó en la presentación, este centro de primera acogida para personas sin hogar estará funcionando cuatro años, aproximadamente hasta que empiece a funcionar es Gorg. El CEPA Pitiüses exige a Vila que mantenga el «uso educativo» de las instalaciones, así como que «se prevea la posibilidad de otras ubicaciones más adecuadas para llevar a cabo el proyecto planteado por Vila».

Falta de consenso
El CEPA Pitiüses lamentó ayer tras la reunión que Vila no haya contado con ellos «ni en tiempo ni en forma» para este proyecto de centro de primera acogida. «Estamos sensibilizados con la problemática que supone la falta de vivienda y de cobertura de otros tipos de necesidades más básicas para determinados colectivos», expresaron en el comunicado.

Recordaron que, desde hace «dos cursos escolares», cedieron a Benestar Social de Vila «el uso del gimnasio y otros espacios cuando se nos ha pedido con tal de dar solución al colectivo de personas más necesitadas, fundamentalmente cuando ha habido olas de frío». Lamentaron que «desde hace más de cuatro años» están pidiendo «un convenio colaborador entre la Conselleria d’Educació del Govern y el Ayuntamiento de Eivissa para establecer las competencias de cada administración con el objetivo de que no se presenten situaciones como la actual, originada por el vacío legal que esto permite».

El claustro de docentes señaló, además, que desde julio de 2015, cuando se produjo el traslado desde la calle Lleó a las instalaciones del antiguo CEIP Sa Bodega, «no se ha llevado a cabo ningún proceso de desafectación educativa de este espacio. Ningún departamento responsable de ninguna administración tiene constancia de esta desafectación, lo que comporta que ninguna estancia de estas instalaciones puede usarse con otras finalidades que no sean educativas. En el PGOU vigente consta que la utilidad de estas instalaciones es educativa, tal y como avala el informe técnico del que disponemos».
Al respecto, desde Vila explicaron esta semana a Periódico de Ibiza y Formentera que la clasificación urbanística de este espacio es «equipamiento sin definir».

Aumento de demanda
El claustro de la escuela de adultos recordó, además, que cada año aumentan el número de alumnos. En este sentido, este curso escolar acabará con 700 personas matriculada «solo en Ibiza».

La reducción de espacios puede limitar en un futuro el crecimiento y también la oferta formativa que dé respuesta a la población adulta de las Pitiusas», recalcaron. El CEPA Pitiüses precisó ser «consciente» de la «titularidad municipal» de la instalación, «lo que no debería ser sinónimo de su disposición arbitraria por parte del Consistorio». En este sentido, criticaron que espacios como los baños de los docentes y alumnos, el techo del pasillo o el suelo de los espacios exteriores «están en un estado lamentable» y Vila, como titular de las instalaciones, «no ha asumido en ningún momento la responsabilidad de mejorar ni dignificar la estancia de toda la comunidad educativa del CEPA Pitiüses».

El argumento para no hacerse cargo, según el CEPA Pitiüses, es «que es la Conselleria d’Educació quien debe hacerse cargo, lo que pone de manifiesto su poca implicación y preocupación hacia su propia ciudadanía adulta que disfruta de nuestra oferta educativa».