La última Navidad del universo promete emociones fuertes, efectos especiales y mucha diversión. | Toni Planells

Talleres, pintacaras y un mercadillo de segunda mano con todo tipo de juguetes y cachivaches rodearon ayer la carpa de Santa Gertrudis.

El último día de la programación de fiestas del pueblo de Fruitera reservó un espacio para que los niños y niñas del municipio hicieran sus ventas y aprendieran del mundo de los mayores. Patines, peluches, muñecas, ropa o libros, casi todo valía si se podía vender.

Incluso alguno puso carteles de ofertas a última hora de la mañana cuando estaban a punto de cerrar los puestos.

A mediodía el payaso Cachirulo hizo acto de presencia en la carpa para entretener a los más pequeños. Mientras tanto mamás y papás ayudaban en los talleres y en los puestos de comida.

Durante el día también se celebró una caminata que partió de Santa Gertrudis hasta Sant Mateu que se inició a las 9 de la mañana y tenía prevista su conclusión a las 16:00 horas.