Todavía se siguen celebrando botellones en Sant Antoni. | DANIEL ESPINOSA

Mucha polémica desató la redacción de la nueva Ordenanza de Convivencia en Sant Antoni cuando en el pleno ordinario de abril se estableció que quedaba prohibido beber en la calle cualquier tipo de bebida en la vía pública para ejercer un mayor control sobre el consumo de alcohol. Dos meses más tarde se ha esclarecido que el objetivo real es «acabar con las aglomeraciones y comportamientos incívicos» para garantizar la convivencia en el municipio, aunque el frenar la práctica del botellón continúa siendo uno de los puntos principales y una tarea pendiente.

Por eso, tal y como explica Francisco Tienda, concejal de Cultura, Educació, Patrimoni Cultural i Noves Tecnologies, la nueva ordenanza municipal facilita a la Policía Local sus funciones, ya que podrán actuar «tanto si el ciudadano consume bebidas alcohólicas o no alcohólicas, siempre que su comportamiento sea incívico y esté generando problemas a los vecinos o al entorno». Además, también se han introducido modificaciones en el Plan Municipal de Drogas, incidiendo especialmente en «la obligación de alejar lo máximo posible el consumo de alcohol de los menores».

En este municipio algunos jóvenes suelen tener como punto de encuentro la estación de autobuses, donde se distribuyen en los bancos y por grupos, los fines de semana por la noche para consumir alcohol. Lo que popularmente entre ellos se conoce como «hacerse un Sanan» se refiere al hecho de reunirse en la localidad portmanyina para hacer botellón y, según nos cuentan, es una práctica extendida al resto de municipios. «Nosotras venimos aquí porque somos de Sant Antoni, pero también viene gente de Eivissa y de otros lugares, aunque llegan algo más tarde», comenta una de las chicas, menor de edad, que se encuentra con sus amigas haciendo botellón en la estación de buses.

Como ellas, otros grupos comienzan a reunirse antes de la medianoche y se quedan ahí «hasta que salga el sol», dicen unos, y otros «hasta la una o las dos de la madrugada», hora límite que les ponen sus padres para llegar a casa. Porque muchos no alcanzan los 18 años de edad, aunque eso no les impide hacerse cada fin de semana con litronas de cerveza u otras bebidas alcohólicas. Por ello, Tienda matiza que entre las modificaciones «no sólo estará penada la venta de alcohol a menores sino también el que un mayor de edad compre la bebida y se la dé a un menor».

Además, también han añadido «la posibilidad de quitar las bebida alcohólicas a los menores que la están portando, antes de beber, porque o las han comprado ilegalmente o las van a consumir ilegalmente» y señala que así la Policía «tendrá una herramienta extra porque atajará el problema antes de que se consuma y de interponer denuncia». La hora punta del botellón, según nos indican, comienza «pasada la 01.00, cuando la calle se suele llenar porque la gente sabe que aquí es donde se hace botellón», llegando a juntarse más de un centenar de jóvenes. «En verano solemos venir más por aquí, aunque los sábados es cuando hay más gente».
Sobre el control policial que se efectúa, por el momento, en la zona nos comentan que la Policía Local suele pasar los fines de semana, «a veces nos dicen que aquí no se puede hacer botellón y nos quitan las bebidas»; aunque el grupo de chicas nos comentan que a ellas nunca les han dicho nada, «tampoco estamos haciendo nada malo ni molestamos a nadie. A nosotras no nos han quitado nada, pero conocemos a otras personas a quienes sí que les han quitado el alcohol; suelen dar vueltas por aquí para vigilar». Y sólo en algunos casos, según nos explican, interponen multa, «pero eso es más por tema de drogas o porros, nosotros sólo traemos bebidas alcohólicas», concluye uno de ellos, algo que dentro de poco estará también penado. La nueva ordenanza se publicó en el BOIB del pasado día 12 y está previsto que se empiece a aplicar a partir del día 27 de este mes.