BÀRBARA MUNAR

Después que el pasado 1 de mayo, Día Internacional de Trabajo, una de las principales reivindicaciones de los sindicatos fuese «conseguir la igualdad entre hombres y mujeres», las asociaciones feministas de la isla denuncian que todavía queda «mucho trabajo que hacer» para conseguir esta equiparación y reconocimiento entre sexos.

Las asociaciones feministas denuncian que la peor situación la viven las empleadas del hogar. «Se trata de un colectivo que está en unas condiciones muy vejatorias porque no tiene las mismas condiciones y derechos que el resto de trabajos». Según la portavoz de la Plataforma por la Convivencia, Alda Yurramendi, las «tres cuartas partes de las trabajadoras de este sector, trabajan de forma ilegal, sin contrato en la Seguridad Social». Según Yurramendi, en Balears trabajan 40.000 mujeres en este sector, «la mayoría inmigrantes latinoamericanas y de ellas, sólo 14.000 tienen contrato.»

Una de las desigualdades más notables que denuncia la Asociación de Mujeres Progresistas de Eivissa es que la diferencia salarial entre hombres y mujeres puede llegar hasta el 30 por ciento en el mismo puesto de trabajo. Según la presidenta de esta entidad, Beatriz Torreblanca, las desigualdades se dan en todas las categorías profesionales y denuncia que las oportunidades laborales tampoco son las mismas. «Hay cierto corporativismo masculino en las empresas y nos cuesta más llegar a direcciones y puestos de responsabilidad», denuncia.

Otro elemento diferencial es que no se comparten las tareas domésticas «lo que hace que las mujeres estén más ocupadas y que a veces tengan otras prioridades porque no se reparte con equidad el trabajo doméstico. Torreblanca explica que esta situación ya no tiene tanto que ver con la empresa como con la organización familiar «pero también afecta a las mujeres y sería muy importante sensibilizar sobre ese tema». Desde la asociación también destacan la «segregación» como elemento diferencial. «Todavía hay trabajos muy feminizados y masculinizados. En los masculinizados, según Torreblanca, se cierra la puerta a las mujeres y en los muy feminizados los hombres no quieren trabajar porque muchas veces son los peor retribuidos.

Desde la Associació de Dones Pageses del Camp destacan que la situación de la mujer payesa tiene dos problemas.

Según su presidenta, Cati Costa, las mujeres que trabajan en el campo están por detrás de las mejoras conseguidas por la mujer urbana y al mismo tiempo también padecen desigualdades respecto al hombre. Costa asegura que la mujer payesa debe «hacer las tareas del hogar, del huerto y además cumplir con el trabajo de fuera» de casa. También afirma que pese a las diferencias entre sexos, el «patriarcado en Eivissa nunca ha existido.» Según Cati Costa, en Eivissa las familias siempre han sido matriarcas porque la mujer ibicenca «ha tenido que sacar ella sola la casa adelante. Pese a que siempre ha tenido el apoyo del marido, que hacía los trabajos más pesados, la mujer siempre ha llevado la carga de la casa.»