Imagen del tradicional desfile de carros.

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a desde primera hora de la mañana, la música invadía las calles de Santa Eulària. Eso sí, con diferentes estilos, pues el techno y el house de los coches personalizados de la concentración de tunnig se mezclaba en el ambiente con las marchas de la banda municipal de cornetas, tambores y majorettes del municipio, que recorrió las principales calles del pueblo desde las 09,30 horas.

Cerca de las 11,00 horas, diversos autobuses llegados de Sant Antoni y Eivissa descargaban centenares de turistas que no querían perderse este primer domingo de mayo tan especial en Santa Eulària. Con el ánimo suficiente para subir el camino que les llevaba al Puig de Missa, lugar donde el obispo de Eivissa ofició la misa solemne, visitantes y residentes comenzaron a andar bajo un calor más de verano que de primavera. «Es la primera vez que estamos en Eivissa. Nos alojamos en Sant Antoni y hemos decidido venir a las Festes de Maig porque lo vimos por internet hace dos meses. Entonces llamamos al Ayuntamiento de Santa Eulària para preguntar qué actos habría y nos dijeron que el programa aún no estaba cerrado. Aún así teníamos claro que queríamos venir porque las fotos de la fiesta que hemos visto por internet nos parecieron preciosas», explicaba Evarist Casas, un catalán que lleva dos días en la isla con su mujer, Pilar Aguilà: «Es poco tiempo, pero hemos hecho 200 kilómetros con el coche». Y añadió: «Veremos los bailes tradicionales y si encontramos cosas que nos gusten nos quedaremos por aquí a comer y a pasar la tarde».

Tras más de hora y media de misa, los fieles comenzaron a salir de la iglesia para concentrarse con la cámara en una mano y en la otra bien un abanico o el programa de fiestas para intentar resguardarse un poco del fulgurante calor del primer domingo de mayo. En el porche de la iglesia, Joaquín Rubio, presidente de la agrupación folclórica Coros y Danzas de Murcia, daba las últimas instrucciones a sus bailarines: «Estuvimos en Santa Eulària hace 15 años; estamos muy emocionados con la vuelta a esta localidad». Al son de los platillos de los hombres y las castañuelas de las mujeres, los bailarines empezaron a danzar. Como en el ball pagès, el baile murciano es también una danza de cortejo. Poco después, el grupo Es Broll mostró el baile típico ibicenco a los asistentes, mientras muchos de ellos inmortalizaban los pasos de baile con cámaras de vídeo y fotografía. «Llevo dos años en Eivissa y es la primera vez que visito las Festes de Maig; me parecen muy vistosas. La vestimenta del ball es preciosa, pero me parece un baile un poco machista porque él se mueve mucho, mientras que ella está más bien quietecita», explicaba la chilena Montserrat Matallana.

La comitiva de carros, caballos, ponys y algún que otro burrito descendía pocos minutos después desde el barrio de las escuelas para comenzar el desfile por la calle Sant Jaume y recorrer las principales arterias de la localidad. Desde la calle Marià Riquer Wallis, más de 50 coches antiguos se sumaron al desfile. Poco después también se unieron las motos antiguas.

Durante la mañana de ayer, Paquita Aranda y sus alumnas clausuraban la exposición de sus trabajos en el sindicato agrícola, lugar donde también toman las clases: «Hacemos de todo: pintamos cuadros, pintamos en tela, restauramos objetos antiguos..etc. Cada una hace lo que quiere y únicamente debe aportar una cantidad para material», explicó Paquita.

María José Real