Rita Barberá falleció de un infarto. Está claro que la presión a la que se ha visto sometida le ha pasado factura. Independiente de que tuviera que ajustar cuentas por lo que hizo o no hizo o por lo que dejó hiceran otros, mi reflexión es que en España lo de linchar ante mortem a alguien en las redes sociales o en la telebasura, vamos lo dar leña al mono hasta extenuarlo, lo de ponerle un piñata a alguien y darle todo el día zurriagazos, eso es algo goyesco negro que dice muy poco de las dos España (nos guarde Dios de ambas). No soy fan de la Barberá ni tampoco de Rita la Cantaora o portavoza asaltacapillas, novia de Errejón. Hace un par de días, Coleta Morada justificó con un ex abrupto su ausencia del reciente la solemne apertura de la XII Legislatura porque le da asco compartir cola con Rita para saludar al rey. Le daba asco (que no caloret) compartir cola con la senadora fallecida, pero a Coleta, el de la cola, no le debe dar asco compartir dinero iraní ni pillar el dinero en sus inicios de la dictadura venezolana, ni haber estado en la cola (que no de la cartilla de racionamiento) con Maduro o hasta con Bolívar II. No le debe dar asco a Iglesias las corruptelas o chanchullos de sus tres mosqueteros: Espinar, Errejón, Echenique. Lo que le da asco al Coleta es estar en el mismo quilombo con Rita. Somos muchos a quienes nos gustaría tener no ya buenos gestores en la política, que parece imposible, sino por lo menos políticos educados (no hijos de la ira) capaces de guardar las formas, incluso un minuto de silencio por una persona muerta. Te da asco estar en la cola con Rita, Pablo, pero bien que ibas a El gato al agua a compartir mesa y mantel con un montón de supuestos “fachas”. Tus ascos justifican tus fines, pero no nos hagas participes de ellos, please.