Adrián es un pequeño de 8 años. A esa edad, los niños deberían jugar y disfrutar de la vida. A esa edad, Adrián juega, pero lo hace cuando no está agotado por la enfermedad o su duro tratamiento. Adrián sufre un sarcoma de Ewing, un cáncer de huesos. A su corta edad Adrián ya sabe, o quizás no, aquello de que El hombre es un lobo para el hombre. El filósofo Thomas Hobbes lo plasmó en su obra el Leviatán, pero se quedó corto. La irrupción de las redes sociales ha evolucionado a algunos seres que ya han pasado a la categoría de hienas. Facebook y Twitter se han convertido en algo parecido a unas corralas donde auténticos cafres dan rienda suelta a sus pensamientos más salvajes, bárbaros, deleznables.

El último caso lo ha protagonizado una presunta defensora de los animales que ha deseado la muerte de este niño enfermo de cáncer. El ‘delito’ de Adrián: querer ser torero. La cruel Aizpea Etxezagarra, aunque dudo que sea el nombre real de esta cobarde, escribió en su perfil: «Que qué opino? Yo no voy a ser políticamente correcta. Qué va. Que se muera, que se muera ya. Un niño enfermo que quiere curarse para matar a hervíboros inocentes y sanos que también quieren vivir. Anda ya! Adrián, vas a morir». Simplemente, impresentable.

Se trata de una situación que, desgraciadamente, se repite con frecuencia y con total impunidad ya que existe un vacío legal. Con la muerte del torero Víctor Barrio ya se produjo un torrente de odio enfocado hacia su persona y, especialmente, hacia su viuda. Ahora, algunos energúmenos la han tomado con Adrián, un pequeño que seguro que podrá superar la enfermedad y la necedad de algunos.