Hace apenas unas semanas han colocado varios semáforos a la entrada y salida del pueblo de Jesús. Supongo que se habrá hecho con la mejor de las intenciones y buscando solucionar el colapso de vehículos que se produce sobre todo en temporada estival justo en el cruce que hay en el entorno de la iglesia en dirección a la calle Cap Martinet, la principal vía de esta pequeña localidad cercana a la ciudad de Ibiza y perteneciente al municipio de Santa Eulària des Riu, pero lo cierto es que de momento soluciones, lo que se dice soluciones, no está ofreciendo ninguna. Es más, aunque a toda medida hay que darle siempre un tiempo de confianza para ver si da resultado y los vecinos se acostumbran a ella, el colapso en determinadas horas es aún mayor. Incluso, uno de estos días la fila de coches que llegaban desde Ibiza hacia Jesús comenzaba casi en la rotonda de acceso a la residencia cercana.

Por ello no es de extrañar que sean muchos los vecinos que estén preocupados por lo que pueden provocar esos semáforos cuando empiecen a llegar los turistas a la isla, sobre todo en los principales meses de verano. E, incluso, yendo un poco más allá en como puede afectar eso al cercano Carrer de Sa Llavanera que poco a poco se ha ido convirtiendo en una vía de escape de este pequeño pueblo que tiene en los accesos su principal problema.
Y no les falta un ápice de razón. Para quien no lo sepa aún esta calle o pequeño camino discurre por detrás del pueblo de Jesús y se puede llegar a ella por dos calles que surgen perpendiculares de Cap Martinet, el carrer de la Guàtlera o, un poco más, adelante y casi junto al acceso al campo de fútbol del pueblo, por el inicio del carrer de s’Estanyol. Estamos hablando de vías estrechas en zonas residenciales, repletas de casas de pequeñas alturas, con vehículos normalmente aparcados a uno y otro lado de la calle, familias paseando con sus hijos o sus mascotas y una relativa tranquilidad que cada vez es menor. Y es que el trajín es tal que en apenas un par de meses, la calzada de la calle que comunica el carrer de la Guàtlera con Sa Llavanera, la de Terrol·la, ya presenta un estado deficiente con numerosos agujeros a lo largo y ancho de su firme, convirtiéndose poco a poco en un verdadero peligro.

Sin embargo, el problema grave viene y, posiblemente vendrá, en Sa Llavanera si no se da solución al volumen de vehículos que circulan por allí en las principales horas punta del día. En torno a las ocho de la mañana se ha convertido en una pequeña autopista por la que circulan en uno y otro sentido decenas de coches sin tener en cuenta que en la mayoría de los tramos es imposible que quepan uno junto al otro. Tanto que, si además tenemos en cuenta que nos empeñamos en tener coches cada vez más grandes o que por allí circulan desde furgonetas hasta pequeños camiones de reparto, ya se ha convertido en habitual ver conductores atrapados intentando maniobrar como pueden para dejar pasar al otro mientras, al mismo tiempo, se acuerdan de todos sus familiares más cercanos.
Además, en más casos de los deseados, y prácticamente siempre en dirección salida desde Jesús hasta la Avenida 8 de Agosto, se conduce a velocidades desmedidas para un espacio en el que no hay arcenes de ningún tipo, no hay quitamiedos en algunos tramos y por supuesto la única protección son algunas paredes de piedra seca o de alguna de las viviendas que allí resisten. De hecho, a muchos conductores no parece importarles que se hayan colocado pequeños badenes para intentar reducir la marcha o que prácticamente casi al final del camino haya una curva muy complicada debido a su escasa visibilidad y sin pararse a mirar en el espejo que se ha colocado desde hace tiempo para ver si alguien viene en contradirección.

Es cierto que aún no ha pasado nada y respeto que muchos de ustedes crean que soy un exagerado y que tiro piedras contra mi propio tejado como vecino del pueblo de Jesús, criticando una de las principales vías de acceso y de salida de este pequeño pueblo ahora que llegará la temporada y que todo será un caos, pero les puedo asegurar que todo es fruto de mi propia experiencia. Desde hace tiempo soy un usuario habitual de este camino de Sa Llavanera con mi patinete y les puedo asegurar que he pasado de ir tranquilo y relajado a hacerlo inquieto y preocupado, sobre todo a primera hora de la mañana o a eso de las tres de la tarde.

Y por supuesto no soy político ni experto en la materia y por eso no sé cual sería la solución, si es que la tiene, pero si que creo que aún estamos a tiempo de arreglar las cosas antes de que lleguen los lamentos. Porque, nos guste o no, la temporada ya está aquí y los semáforos de Jesús seguirán funcionando y los vecinos buscando alternativas para escapar como puedan.