Que la presidenta del Govern, Francina Armengol, estaba implicada políticamente en que el Club Náutico de Ibiza (CNI), lograse la concesión de la dársena del puerto de Vila que viene ocupando durante casi un siglo, está fuera de toda duda porque ella misma así lo dijo en febrero de 2016, en pleno proceso de concurrencia de proyectos convocado por la Autoridad Portuaria de Baleares (APB). Sus palabras exactas, pronunciadas durante la celebración del 90º aniversario del Club, fueron: «Un compromiso final: como presidenta de las Islas Baleares, yo me dejaré la piel para que cada año podamos asistir al aniversario de este Club Náutico y que hagamos al menos 90 años más». Su compromiso fue explícito y público. De hecho, el presidente de la entidad, Joan Marí, al comenzar el acto, agradeció la ayuda de las instituciones: «Nos están ayudando mucho, todas, de todos los colores», destacó. Nadie tenía entonces la menor duda de que el proyecto del CNI contaba con el respaldo del Govern y personalmente de la presidenta Armengol.
Opinión
Una bendición unánime
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