Este periódico informaba este martes que el Consell de Formentera ha vuelto a protagonizar otro episodio en una institución democrática. El presidente Llorenç Córdoba había convocado a la junta de gobierno este lunes para dar salida al problema de la adjudicación de los quioscos de playa. Sin embargo, Córdoba canceló en el último momento la convocatoria y justificó que había aparecido nueva documentación que debía ser estudiada. El presidente de la institución había invitado a la reunión con los consellers de Sa Unió a un empresario que había llegado encapuchado a la institución para que no le reconociera nadie.

Situación insólita

Córdoba no permitió que el secretario del Consell de Formentera estuviese presente en la reunión. Tampoco asistió el interventor. Solo era para políticos, justificó. El empresario encapuchado, con varias concesiones de hamacas en Ibiza, había perdido algunos lotes en la adjudicación de Formentera y explicó que había puesto varios contenciosos contra el Consell. Durante la reunión, según explicaron desde Sa Unió, el empresario aconsejó a los consellers qué postura debían adoptar ante la concesión de los quioscos de playa.

Tomar medidas

El presidente del Consell de Formentera está llevando a la institución a una deriva difícil de explicar en un país democrático. Que un empresario llegue encapuchado al Consell para no ser reconocido para luego aconsejar a los dirigentes políticos qué decisión debían adoptar con los quioscos es una actuación realmente inquietante que no puede ser justificada de ninguna manera. Córdoba está consiguieron que el Consell de Formentera protagonice a diario situaciones esperpénticas que resultan insostenibles desde el punto de vista democrático. Que los consellers de Sa Unió, PSOE y Gent per Formentera se reúnan para negociar una moción de censura es imprescindible para poner punto y final al esperpento que Córdoba está provocando a diario en la institución. Por responsabilidad hay que buscar una salida política y con urgencia porque está claro que Córdoba no puede seguir ni un día más en el cargo. Sus ambiciones económicas están resultando demasiado caras para los ciudadanos de Formentera.