La campaña de liquidación del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas correspondiente al ejercicio de 2018 está ofreciendo unos resultados excelentes para la Agencia Tributaria. La recaudación se ha incrementado un 15,6 por ciento respecto al año anterior. Balears es la tercera comunidad que más ha incrementado su aportación, por detrás de Madrid y Catalunya. Las razones de esta variación al alza están, en términos globales, en la mejora de la economía y su traslado a los contribuyentes; pero también es consecuencia de las advertencias que la Agencia Tributaria ha hecho llegar a los ciudadanos.

Cartas de aviso.
Sólo para recordar la obligación de declarar la cuentas en el extranjero entre los contribuyentes de las Islas, la Agencia Tributaria ha distribuido 60.000 cartas de aviso. Otro tanto puede decirse de las rentas procedentes del alquiler turístico. Los cruces de información fiscal, tanto a nivel internacional como dentro de la propia comunidad autónoma, son una prueba del esmero con el que Hacienda trabaja los datos de que dispone; un abanico de posibilidades que no deja de crecer año tras año. Con estos mimbres, el cesto de la recaudación fiscal española es lógico que no deje de crecer, incluso con resultados tan espectaculares como los de la campaña del IRPF de este año.

Contraprestación social.
Todos los esfuerzos de la Agencia Tributaria por reducir la bolsa de fraude fiscal en España son pocos. La distribución de la riqueza debe comprometer a todos los ciudadanos. Sin embargo, junto con estas estrategias de aflorar fondos ocultos al fisco también es preciso que el contribuyente perciba que su aportación tiene su impacto en la mejora de los servicios públicos. Son muchas las deficiencias a resolver en aspectos básicos como la sanidad, la educación y la asistencia social con la recaudación incrementada del IRPF. Crear una cultura fiscal es una cuestión que también compete a la Administración.