La convocatoria de, al menos, siete plazas administrativas en el IB-Salut sin que figure la exigencia del conocimiento de la lengua catalana, en cumplimiento de la modificación de la Llei de la Funció Pública, ha provocado la insólita situación de que un socio del Govern, Més, registre tres preguntas parlamentarias para exigir explicaciones a la titular de la Conselleria de Salut, la socialista Patricia Gómez. Es fácil adivinar el grado de tensión que genera en el seno del Pacte esta situación, que evidencia la desconfianza entre sus integrantes en el cumplimiento de algunos de los ejes básicos de su gestión; en este caso en lo que hace referencia a la normalización lingüística en el seno de la Administración autonómica.

Asumir los compromisos. La exigencia como requisito del conocimiento del catalán, lengua también oficial en Balears, para el acceso a cualquier puesto de trabajo que dependen de la Comunitat Autònoma ha sido obviado en las convocatorias del IB-Salut, aunque todavía está por determinar si por simple desidia como como medio para facilitar su adjudicación de antemano, que es lo que parece sospechar Més. Ambos supuestos son inadmisibles. Gestos como estos desacreditan la labor del Govern progresista conformado tras los comicios de mayo del pasado año, lo que debía ser alternativa a la gestión que en esta materia desarrolló el PP de la mano de José Ramón Bauzá. La euforia por lo que significaba de recuperación y dignificación de la lengua catalana ha quedado aguada por esas convocatorias, la indignación de la representación de Més está más que justificada.

No es una anécdota. El mayor peligro que puede suceder con este episodio es que sea considerado como irrelevante, la reacción más común en este tipo de casos. Podrán buscarse todo tipo de justificaciones, pero nada podrá evitar que desde un organismo tan potente y emblemático como es el IB-Salut se haya tratado de rebajar la consideración de una de las lenguas oficiales de las Islas, el catalán; una actitud que dice muy poco en favor de sus responsables políticos.