La presidenta del Govern, Francina Armengol, anuncio ayer –con motivo de la inauguración del curso académico en la Universitat– que ya se han iniciado los contactos pertinentes para poner en marcha los estudios de Grado en Medicina a partir del próximo año. Esta iniciativa, que cuenta con el apoyo de buena parte del mundo sanitario de Balears, no está exenta de cuestiones que generan escepticismo respecto a su idoneidad. La viabilidad económica de una Facultad de Medicina y las garantías sobre la calidad de la enseñanza son, en principio, los aspectos que más dudas generan ante la inminente puesta en marcha de la nueva oferta académica de la UIB.

Estudios completos. La presidenta Armengol se refirió a la planificación de unos estudios que contemplan la formación de los futuros médicos desde el primer curso del grado, ampliando propuestas anteriores que planteaban el inicio de la formación a partir del tercer curso. Estamos pues ante la creación de una Facultad de Medicina y no de una formación complementaria o de posgrado. De todos modos, conviene recordar que cada año el hospital universitario de Son Espases forma numerosos médicos en diferentes especialidades –mediante la fórmula MIR–, cuya competencia profesional es indiscutible.

Demanda social. Balears debe medir muy bien las consecuencias que puede suponer en el futuro la creación de la Facultad de Medicina, cuyo coste global podría superar los 6 millones de euros anuales. Los cálculos iniciales estiman una media de medio centenar de alumnos por curso, que son los que en la actualidad están desperdigados por distintas universidades españolas y a los que hay que añadir los 150 que estudian en el extranjero. En conjunto medio millar de estudiantes. ¿Una política agresiva de becas paliaría las actuales carencias? No hay duda de que los estudios en Medicina generan una dinámica de la que se beneficiará el conjunto de la sociedad, la cuestión es si Balears está en condiciones de poder financiarla.