Dice el presidente americano Donald Trump que las batallas comerciales son buenas y fáciles de ganar, así que a ellas se dedica con entusiasmo, utilizando los métodos tradicionales de imposición de aranceles. En su guerra con la Unión Europea se ha visto afectada la aceituna negra, con las consiguientes pérdidas de los olivareros españoles.
Pero la más importante de las guerras comerciales es la que libra con China. Se parte de la base de que el déficit americano se acerca a los trescientos setenta mil millones de dólares. Para reducirlo empezó imponiendo aranceles a diversos productos chinos por unos treinta y cinco mil millones de dólares, lo que fue inmediatamente respondido por el gobierno chino, que gravó productos americanos por una cantidad similar. Trump, siguiendo su vieja técnica, aumentó la apuesta y ahora parece decidido a gravar productos por importe de 200.000 millones, a lo que los asiáticos han prometido responder. Pero ahí se les terminan las armas comerciales y tendrán que recurrir a otro tipo de armamento. Lo más fácil para ellos es fijarse en el superávit americano por turismo.
Las patadas de Trump a China
27/07/18 12:03
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