El biólogo marino Francisco Sobrado, ayer, antes de impartir su charla en Ibiza. | DANIEL ESPINOSA

El biólogo marino Francisco Sobrado Llompart alertó ayer sobre los efectos devastadores que comportaría para las Pitiusas la destrucción de la posidonia oceánica durante el coloquio organizado por la Associació Amics d’Eivissa y el grupo de voluntariado GEA en su sede de Vila.

Sobrado habló durante su intervención de los aspectos biológicos y ecológicos de la posidonia y expuso un análisis de la distribución de las praderas de esta planta oceánica. A continuación, abordó los efectos que están produciendo sobre ellas el cambio climático y la presencia de especies invasoras, los vertidos de aguas residuales al mar y, sobre todo, los fondeos masivos de las embarcaciones de recreo.

Su impacto, aseguró, «disminuye la calidad de las aguas» y resulta «prácticamente irreversible» ya que, según explicó, «un metro cuadrado de posidonia tarda cien años en regenerarse». El experto recordó que en la zona de es Freus, entre Ibiza y Formentera, «se encuentra el organismo de posidonia oceánica más grande del mundo, con 8 kilómetros de longitud y 100.000 años de antigüedad».

Según Francisco Sobrado, gracias a esta planta oceánica «las aguas de las Pitiusas son tan transparentes y las playas tienen tanta calidad». La posidonia protege de la erosión costera del litoral y, sin ella, advierte el biólogo marino, «perderíamos nuestras playas y la calidad del agua y de nuestro medio ambiente, lo que afectaría al sector turístico». Por eso pide a los diferentes colectivos (náutica, conservacionistas, turismo) que «vean a la posidonia como un aliado para el desarrollo económico y social y no como un freno».

Un impacto probado

Bajo el título ‘La Posidonia, una responsabilidad de todos’, Sobrado explicó a los asistentes que el impacto de las anclas de los barcos sobre esta especie oceánica «está demostrado científicamente» y puso como ejemplo un estudio realizado en Francia que reveló que «en unos pocos años se había destruido un 30% de las praderas de posidonia en el Parque Nacional Port-Cros a causa de los fondeos». Aunque en las Pitiusas todavía no se manejan cifras concretas, Sobrado considera que el ritmo de destrucción de posidonia en Ibiza y Formentera es de «entre tres y cinco hectáreas al año aproximadamente».

El biólogo marino, en sintonía con las reivindicaciones de grupos ecologistas como el GEN, solicita un plan integral de fondeos en las Pitiusas «que establezca zonas de arena donde fondear». También se refirió al decreto sobre posidonia en el que trabaja el Govern. Sobrado lamenta que este reglamento todavía se encuentra en una fase inicial y que no existe ni siquiera un borrador oficial, por lo que exige medidas inmediatas «sencillas» como es «la balización en zonas de arena».