A la derecha, el actor Eduard Méndez durante la representación del espectáculo que presentarán este domingo en Can Ventosa.

La compañía de teatro Clownic actúa este domingo en Can Ventosa (a las 20 y a las 22,30 horas). Eduard Méndez, Antonio del Valle y Jaume Ortanobas son los actores que están al frente del espectáculo 100% Tricicle en el que reproducen varios sketches de los espectáculos del histórico trío humorístico. Es la primera vez que visitan la Isla porque, tal y como dijo ayer Eduard Méndez, «hasta ahora, Eivissa era un bastión del Tricicle y no habíamos podido actuar aquí». Tras más de dos años de gira, el actor garantiza que la continuidad de la compañía se basa en que los actores se lo pasan muy bien: «Somos muy juguetones y disfrutamos mucho sobre el escenario».

-Para despejar dudas, ¿qué es Clownic?
-Hace catorce años, Tricicle tenía mucho trabajo, tanto en España como en el extranjero, y decicieron crear una segunda compañía para poder asumir ese volumen de representaciones en todo el mundo. Esta segunda compañía se llama Clownic en España, para evitar equívocos, y Tricicle 2 en el extranjero. Empezamos con los espectáculos Manicomic, Slastic, Exit y todas sus obras hasta hoy. Ahora hacemos una recopilación de todos los espectáculos.

-¿En qué consiste este show que presentan?
-100% Tricicle es la recopilación de los mejores sketches de los 31 años de trayectoria de Tricicle en los que están incluidos los siete espectáculos Manicomic, Exit, Slastic, Terrific, Entretres, Sit y Garrick. Aunque, si hiciéramos una selección más exhaustiva, podría salir un espectáculo de más de cuatro horas.

-¿Cuál ha sido el criterio a la hora de escoger las escenas?
-El criterio fue muchas horas de hablar con Tricicle. Se hizo una primera selección y, a raíz de las primeras actuaciones, decidimos incluir unas y quitar otras dependiendo del éxito que éstas tenían.

-¿Cuál es la manera en quese coordinancon Tricicle?
-Nosotros somos, de alguna manera, sus trabajadores. Hicieron un cásting y nos eligieron. Ellos son los directores, los productores... Son muy majos pero, a la hora de trabajar, ellos piden que su producto salga bien. Si no fueran tan exigentes el resultado quizás no sería tan bueno. La relación es muy buena y muy cómoda. La dinámica es que ellos nos dirigen durante un mes y medio antes del estreno. Después vienen de vez en cuando para ver cómo va la obra. Nos dejan un margen de maniobra para que no seamos una copia exacta de ellos, sino que cada actor aporte lo suyo. Vienen para que no hagamos una obra completamente diferente pero lo cierto es que respetamos bastante los guiones.

-¿Cómoaportan supropio toque de creatividad?
-Es como si fuera teatro de texto, solo que la obra es visual. Ellos te dan un papel en el que tienes que hacer una serie de cosas y lo incorporas a tu manera de ser. No puede salir igual, porque no somos la misma persona. Cada uno tiene su manera de actuar. Sabes lo que pasa en cada historia y lo incorporas a tu personalidad. Ellos te dejan un amplio margen para la improvisación porque el teatro es algo muy vivo, y el nuestro más, porque jugamos mucho con el público y es un espectáculo muy fresco.

-¿Cuál es el legado que el Tricicle les ha dejado?
-Hemos aprendido mucho con ellos, porque para mucha gente estar sobre un escenario y no hablar es muy difícil. En cambio, trabajando con ellos lo ves todo muy fácil. Su legado es poder explicar historias cotidianas que permanecen en el tiempo y que no necesitan palabras.

-¿Les gustan las comparaciones?
-Al principio nos decíamos a nosotros mismos: «Ojalá que no nos comparen mucho». El público, a veces te ve sobre el escenario y se da cuenta de que no eres Tricicle, pero les dura dos minutos. La gente sale tan encantada de los espectáculos que no comparan. En realidad, es como si fuera una obra escrita, interpretada por tres actores diferentes, donde la esencia original permanece.

-Uno de los eslógans de la obra garantiza 'risas cada diez segundos', ¿es cierto?
-Sí, sí... lo hemos calculado. Es más, si la gente no se ríe durante diez segundos le devolvemos el dinero (risas). Ahora, hablando en serio, es un ritmo muy trepidante. Incluso en algunos momentos de la obra es cada cinco segundos.

-¿Es la primera vez que actuarán en Eivissa?
-Ya teníamos muchas ganas de venir aquí. Hasta ahora esto era un reducto de Tricicle, porque a ellos les encanta la Isla. A nosotros siempre nos decían «no, no, a Eivissa vamos nosotros». Pero como ellos ya no hacen esta obra hemos podido venir y estamos encantados. Si el público quiere pasar una hora y media riéndose y olvidándose de todo, lo mejor que puede hacer es venir a vernos al teatro. La gente siempre nos dice que con nuestra obra carga pilas para toda la semana.

El lenguaje silencioso del humor

Para el actor Eduard Méndez no existe una escena favorita a la hora de interpretar este espectáculo, pero sí que destaca que «la de la sala de espera de un dentista gusta mucho». Su carrera se inició en el teatro gestual, así que para él no es muy difícil trabajar sin un guión escrito.
El humor internacional y universal de Tricicle le hace confirmar el tópico de que una imagen vale más que mil palabras. «Nosotros hemos viajado por todo el mundo: China, Australia, Nueva Zelanda, Norteamérica, Sudamérica, Àfrica y Europa, y se ríen en todas partes», recuerda con orgullo.
El hecho de viajar por todo el planeta también fuerza su adaptación a los distintos públicos: «Siempre cambiamos algunos gestos porque son muy españoles. Levantar los hombros para expresar que no sabes algo sólo se entiende en España y no existe un equivalente», apunta y añade que esta adaptación también se aplica a las onomatopeyas: «Un perro no ladra igual en España que en Inglaterra, China o Canadá. El ruido de los patos, en España es 'cuak, cuak' y en Francia es 'pato pato'. A veces nos ha pasado que hemos ladrado 'a la española' y el público no sabía qué hacíamos», recuerda entre risas el actor.