Uno de los grabados de Goya de la serie de 80 que podrá admirarse desde hoy en la ex-iglesia de l'Hospitalet.

JULIO HERRANZ

El obispo de Eivissa, Vicente Juan Segura, inaugurará en la ex-iglesia de l'Hospitalet a las 21,00 horas de hoy viernes la exposición de grabados de Goya Caprichos y Desastres, patrocinada por la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM), que estará abierta hasta el próximo día 14. De esta forma, el Obispado reabre para fines culturales la ex-iglesia, tras permanecer cerrada desde el pasado octubre tras la ruptura del convenio de colaboración con el Ayuntamiento de Eivissa por culpa del escándalo que provocó una obra de la exposición colectiva de artistas holandeses Vamos a Ibiza, cerrándose así una larga etapa en la que el templo desacralizado fue un anexo del Museu d'Art Contemporani.

No será la primera vez que una colección de los grabados de Goya sea expuesta en Eivissa, pues ya estuvo en Sa Nostra en 1996 y en Sa Punta des Molí en 2002. Los Caprichos es la primera de las colecciones de grabados que realizó el genial aragonés y la única editada bajo su supervisión. Se trata de ochenta láminas en las que Goya muestra una panorámica satírica de la época. En cambio, los Desastres, una colección que no vio la luz hasta 1863, son escenas relacionadas directamente con la Guerra de la Independencia contra los franceses y resume con unas imágenes expresivas y elocuentes la gran capacidad humana para el mal.

Francisco de Goya y Lucientes (1746-1828) sabía el potencial que encerraba el grabado como técnica artística, método de enseñanza y medio de difusión de su obra. Sus inicios en el arte del grabado son expresión del entorno que le rodeo, cercano a los modelos italianos y la influencia de Tiépolo. Este primer contacto con la técnica le resultó tan estimulante que le hizo adentrarse en sus secretos y posibilidades, no sólo como medio de reproducción de pinturas propias o ajenas, sino como manera autónoma y actividad paralela a su práctica pictórica.

En el grabado de su invención, Goya llegó a expresarse libremente, al igual que ocurriera con aquellas pinturas que nacían por ser obra de encargo, en las cuales, según el mismo pintor comentó, podía «hacer observaciones a que regularmente no dan lugar las obras encargadas, y en que el capricho y la invención no tienen ensanches». Por esta razón, no es de extrañar que el artista siempre estuviera ávido por incorporar todas aquellas innovaciones que pudieran abrir nuevas posibilidades a su mundo creativo. Así, de la simple y rígida linealidad de la aguja que se aprecia en sus primeros grabados se rompe y multiplica hasta alcanzar la perfecta combinación de todas las técnicas: aguafuerte, aguatinta, punta seca, escoplo...