Los arquitectos explicaron en el interior de la Catedral los riesgos de las obras. Foto: V. FENOLLOSA

Las obras de la nueva instalación eléctrica de la Catedral de Eivissa podrían, a la larga, afectar seriamente a la estructura del edificio. Tal es al menos la opinión de Xavier Pallejà y Salvador Roig, autores del Plan Director del templo. «No cuestionamos el proyecto, pero sí el trazado de por donde pasan los cables. La situación actual nos parece muy grave, porque creemos que no se ha hecho ninguna supervisión del trazado y no tiene el soporte legal que ha de tener, el visto bueno de la Comisión de Patrimonio», explicó ayer Pallejà.

Para sostener tal juicio, ambos arquitectos explicaron detalladamente los riesgos de la operación, tanto por las zanjas horizontales que al borde de las capillas rodean la nave central, como por las verticales. «Las zanjas horizontales pasan tan cerca de las pilastras, que tocan su geometría; por lo tanto disminuyen su sección de resistencia». «En cuanto a las verticales de las capillas, como la Catedral ha tenido diferentes momentos constructivos, no es un elemento macizo y homogéneo, sino una suma de diferentes épocas y materiales, por lo que es complicado la distribución de carga sobre las pilastras, sobre todo en las de transición entre el gótico, en el abside, y el barroco, en la nave», detalló Pallejà.

Por su parte, Salvador Roig, afirmó que «lo que más nos ha sorprendido es que el delegado del Patrimonio Diocesano, Francesc Torres Peters, haya cerrado los ojos ante una cuestión tan grave como esta, de la que es responsable». En este sentido, ambos arquitectos apuntaron que ayer mismo había presentado un escrito a la presidenta de la Comisión de Patrimonio para que actúe en consecuencia. «Como ibicencos nos entristece que siempre que en esta isla se interviene en patrimonio se levante una polémica en negativo, cuando sería mejor abrir un debate para discutir y aportar ideas para la mejor solución, ya que como humanos que somos también nos podemos equivocar»,matizó Roig.