Cola de gente para recoger alimentos en Cáritas Ibiza.

La mitad de la población de Balears sigue teniendo dificultades para llegar a final de mes. Es la misma cifra que hace dos años y, por lo tanto, resulta «paradójico» para los expertos en materia social puesto que el informe sobre el Estado de Pobreza en Balears 2023 (con datos de 2022) destaca una recuperación de la riqueza en las Islas, unos datos de ocupación positivos y cifras similares a las de pospandemia per se. Pero no baja la pobreza.

Es la radiografía que se extrae del informe, elaborado a partir del indicador AROPE, y que presentaron ayer el presidente y el director técnico de la Xarxa per a la inclusión social EAPN, Xavier Torrens, y Andreu Grimalt, junto al vicepresidente del Parlament, Mauricio Rovira.

A pesar de esta mejora de los indicadores en renta, en la tasa de pobreza y en la ocupación, existe riesgo de empobrecimiento. Según el informe, unas 252.000 personas estarían en riesgo de pobreza y/o exclusión social, y 65.000, en condiciones de privación material y social severa –no puede hacer frente a, al menos, siete de los 12 conceptos de consumo básico definidos por la UE–. Una situación a la que lo expertos tachan de «alarmante».

El aumento del coste de la vida, en general, pero sobre todo del precio de la vivienda, ha hecho pobre al que antes no había experimentado dificultades para vivir dignamente. Si en 2018 parecía que la cifra de personas que tienen problemas para llegar a fin de mes se estaba reduciendo, en 2022 hubo un repunte «importante». Según el indicador AROPE, la renta media en Balears es de 12.451 euros, por debajo de la media estatal (13.008 euros).

Andreu Grimalt explicó que, si bien la pobreza en Balears es una preocupación para las entidades sociales, el resultado sería todavía más impactante si no se hubiese adoptado la medida del escudo social desde la crisis de la COVID-19. De hecho: «Ahora estaríamos hablando de porcentajes de pobreza, desigualdad y exclusión social descontrolados si no fueran por estas políticas sociales», según Grimalt.