Joseba Garmendia posa en Sant Francesc. | SD Formentera

Joseba Garmendia Elorriaga (Basauri, 04-10-985) ha colgado las botas. El centrocampista jugó el domingo con el Formentera sus últimos minutos como futbolista. Garmedia, formado en las categorías inferiores del Athletic Club, jugó en Primera División durante tres temporadas. El fútbol le llevó a un largo viaje por el fútbol español que terminó en Formentera. Jugó cinco tempordas de rojinegro (116 partidos), ganándose el cariño de Sant Francesc.

Cuelga las botas, ¿qué le ha llevado a esta decisión?

—Pues la verdad, atender un poco a lo que me pide el cuerpo. Ya la temporada pasada hubo momentos en los que el día a día se empezó a hacer un poco cuesta arriba. Luego, en la segunda mitad de la temporada en la que las cosas empezaron a ir bien, el equipo empezó a funcionar y conseguimos el ascenso, esa corriente positiva me llevó a tomar la decisión de continuar. Este año pues a raíz de la lesión y de estar mucho tiempo parado he vuelto a vivir esas sensaciones de que ya había llegado el momento. Ha sido un proceso muy natural y por eso me ha resultado muy fácil tomar la decisión.

¿Y ahora qué? ¿Se queda por la isla? ¿Qué va a hacer?

—A corto plazo, de momento la idea es quedarme por aquí. En febrero terminé la carrera de Administración y dirección de empresas y la idea es coger experiencia en ese campo. El fútbol lo dejo apartado. No se sabe en el futuro, pero de momento quiero formarme en el mundo laboral.

Primera, Segunda, Segunda B, Tercera… su camino le ha llevado a conocer todo el fútbol español.

—Sí, la verdad que en ese sentido me siento un afortunado. Es verdad que a todo el mundo que ha tenido esa oportunidad de jugar en Primera o Segunda División le hubiese gustado mantenerse a ese nivel toda su carrera deportiva, pero también creo que conocer otras categorías y otro tipo de fútbol me ha permitido empaparme de todo lo que envuelve a este deporte. En ese sentido, estoy satisfecho y orgulloso porque creo que poder decir que he jugado en todas las categorías no está al alcance de mucha gente.

Si echa la vista atrás con qué se queda.

—Pues, sobre todo, con las personas. Son muchísimos años, muchísima gente la que se ha cruzado en mi camino. Afortunadamente, he creado vínculos que estoy seguro que van a durar para toda la vida con personas que han pasado a ser muy importantes para mí. Y la verdad que así me lo han hecho sentir en estos días en los que se ha hecho pública mi retirada.

Formentera la última parada. ¿Qué significa para usted esta isla?

—Se ha convertido en mi refugio. El primer año fue un poco de tanteo, una relación de amor-odio, pero después de marcharme y decidir volver se ha convertido en mi refugio. Es un sitio en el que me he sentido muy cómodo. He estado muy a gusto. Es un sitio que se ha convertido en algo muy especial para mí y por ello estaré siempre agradecido.

Además, vivió momentos mágicos de rojinegro. ¿Hay algún recuerdo en especial?

—A ver, para alguien como yo, por razones más que obvias, es muy difícil obviar el día que eliminamos al Athletic en la Copa. Pero a nivel personal, también está el logro de la temporada pasada de conseguir ascender y poder dejar al equipo en la categoría en la que me lo encontré. Eso para mí supuso mucho. Era una espinita que tenía clavada, algo que quería conseguir a toda costa y afortunadamente se pudo dar así.

¿Cómo valora esta temporada? Supongo que después de haber ido líderes tanto tiempo, esta segunda vuelta deja un sabor agridulce.

—Evidentemente, después de la primera vuelta que hicimos, la comparas con la segunda y es difícil que no te deje ese sabor de boca. Pero en el fútbol hay que ser justos, honestos y consecuentes. En julio, los objetivos eran unos y hay que ser firmes con eso. Es cierto que van pasando los meses y hasta el final puedes soñar con algo más grande. Es difícil mantenerse en esa postura, pero, honestamente, creo que el objetivo de la temporada se ha cumplido con mucho margen y es una temporada espectacular por parte del equipo.

Lo comentaba antes, supongo que en lo personal no ha sido un año fácil por la lesión.

—No… Fue un contratiempo importante. Estuve tres meses sin poder hacer absolutamente nada. No podía ni trotar, ni ir al gimnasio. Si eso para cualquier deportista es un hándicap, para alguien de mi edad lo es incluso más. Según vas cumpliendo años, el tener que parar, penaliza un poco más. Eso unido al aspecto un poco más psicológico ha hecho que no sea una temporada fácil. Aunque con el buen sabor de boca del ascenso ya me daba por satisfecho. Al final, me he limitado a disfrutar del buen trabajo de mis compañeros.

50 años de club, renovación del míster, ¿cómo ves el futuro inmediato del equipo?

—Míchel, a nivel personal, se ha convertido en una persona muy importante para mí. Ha estado siempre a disposición, para ayudarme en todo lo que necesitaba. Y a nivel profesional también es una persona con la que he congeniado mucho. Entendemos el fútbol de una manera muy parecida. Sobre todo, el fútbol profesional que en estas categorías cuesta encontrar gente que haya vivido el fútbol profesional de la misma manera que he tenido la suerte de vivirlo yo. Mi confianza en él es plena y absoluta. No tengo ninguna duda de que las decisiones que tome llevarán al club a un lugar importante.

Y ya la última para acabar, no sé si quiere mandar algún mensaje a la que fue su afición.

—Simplemente darles la gracias. Tanto a la afición, como a los compañeros y toda la gente que forma y ha formado parte del club. También a la gente de la isla porque me he sentido muy querido y valorado tanto en lo profesional como en lo personal. Solo tengo palabras de agradecimiento para todo el mundo.