El desahucio del Club Náutico de Ibiza (CNI) de las instalaciones en el puerto de Ibiza que ha disfrutado ininterrumpidamente durante 99 años, se verificó este lunes con la entrega de llaves a la nueva empresa concesionaria, Puertos y Litorales Sostenibles (PyLS).

La dirección del CNI pidió a la Autoridad Portuaria de Baleares (APB) diez días más, como la Ley prevé, para terminar de vaciar las dependencias, pero ni por esas. Ahora toca buscar dónde instalarse para empezar, aunque no de cero, porque la masa social ahí está, al igual que permanece incólume la necesidad que tiene mucha gente en Vila de que el CNI siga con su labor en favor de la náutica social y recreativa. El apoyo de personas e instituciones, públicas y privadas, sostendrá en buena parte el apoyo que el CNI necesita para no morir de inanición. Pero podría suceder que muera de pena, lo cual sería una lástima, porque se trataría de una desaparición lenta y triste.

Ese es el principal riesgo a evitar hasta que la APB, como prometió su presidente, Javier Sanz, convoque un nuevo y definitivo concurso a largo plazo (20, 30 o 35 años). Pero que nadie se engañe, porque cuando eso suceda, también se exigirá una inversión cuantiosa en las instalaciones portuarias objeto de concesión, que son muy necesarias, pues sólo hay que darse un paseo por allí y comprobar el lamentable y casi ruinoso estado en que se encuentra esa zona del puerto.

Si se compara con otros clubes náuticos de la isla de Ibiza, entonces es para echarse a llorar. Al concurso que convoque la APB también se presentará PyLS y apostaría que algunas empresas más. Lo vital entonces será ganarlo obteniendo la mayor puntuación. Si se vuelve a cometer el error de confiar en que los políticos o la APB resolverán el problema, no se habrá aprendido nada. Y de la derrota se aprende más que de la victoria.