El secretario general de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y obispo auxiliar de Madrid, monseñor Juan Antonio Martínez Camino, pidió ayer que la Ley de Salud Sexual y Reproductiva e Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), que el miércoles fue aprobada definitivamente en el Senado, sea «abolida cuanto antes». Además, afirmó que la firma del Rey en la ley no tiene la misma consideración moral que el voto a favor de un parlamentario.
Asimismo, señaló que la Iglesia «da la bienvenida» y «apoyará» cualquier movilización contra esta ley como las que se van a celebrar el próximo 7 de marzo en Madrid y Bilbao. «Todo lo que se haga para mantener la conciencia de lo que está en juego, que es el derecho a la vida de los inocentes y débiles que va a nacer es bienvenido hágalo quien lo haga», agregó. Así, añadió que la Iglesia «va a seguir dando voz a los que no tienen voz y va a apoyar y dar la bienvenida a todos los movimientos que van en esta dirección».


La situación del Monarca
En cuando a si la firma de su Majestad el Rey en la ley provocaría que el Monarca no pudiese comulgar, doctrina que sí se aplicaría a los políticos que den su voto a la ley, Camino señaló que la situación del Rey es «única» y, por ello, «tiene consideraciones diversas». «No es el mismo acto; el del Rey es único y muy distinto al de un político que da su voto a esta ley pudiendo no darlo», agregó.
Así, recalcó que la Conferencia Episcopal no tiene un juicio sobre el acto del Monarca y reiteró que «es distinto y con una cualificación moral distinta a la de los parlamentarios que dan su sí o su no a una ley».
Sobre la ley, dijo que es «un grave retroceso en la protección del derecho inviolable a la vida» y que «deja a la mujer sola». Con todo, calificó el aborto como «drama y crimen» y anunció que el próximo 25 de marzo la Iglesia va a realizar una campaña para concienciar a la sociedad.
«No ayuda a la mujer a llevar adelante su maternidad, sino que la deja sola ante sus dificultades», denunció, al tiempo que lamentó «la instrumentalización del sistema educativo y las restricción a la objeción de conciencia de los profesionales». En este sentido, señaló que la Iglesia «no dejará sola a las mujeres». «Encontrarán en la comunidad católica el lugar de la misericordia y el consuelo», añadió.
Según Martínez Camino, uno de los aspectos «más preocupantes» de la nueva ley es «la instrumentalización de la educación al servicio de la ideología abortista». «La educación encaminada al oscurecimiento de la conciencia acerca del derecho inviolable a la vida de los que van a nacer», dijo, al tiempo que calificó esta realidad de «triste perspectiva».
Así, tras decir que el aborto «es un drama que clama al cielo», recalcó «la voluntad de la Iglesia de seguir defendiendo el derecho de los que van a nacer».