Un delincuente habitual de la Isla al que se le ha diagnosticado un trastorno límite de personalidad con episodios de descompensación emocional que limitan su capacidad intelectual y volitiva ha sido condenado a tres años y medio de prisión después de que un juzgado de lo Penal de Eivissa lo haya considerado culpable de robar a sus vecinos en Sant Josep. El sospechoso quedó al descubierto al dejar un rastro de sangre en la casa asaltada y huellas correspondientes con las heridas que presentaba, ocasionadas al forzar una ventana y cortarse con los cristales.

La responsable de la sentencia, la titular del Juzgado de lo Penal número 1 de Eivissa, la magistrada Clara Ramírez de Arellano, reconoce como atenuante el trastorno que sufre dicha persona pero también le aplica la agravante de reincidencia.

El suceso ocurrió en la madrugada del 9 de marzo. El ladrón no se llevó nada de valor, a excepción de unos billetes tailandeses que los afectados, una pareja, guardaba como recuerdo de su viaje a este país. Sin embargo, su acción ocasionó daños, incluidos los efectuados en tres alfombras, tasados en 239 euros. Los propios perjudicados relataron ala Guardia Civil sus sospechas de que el robo hubiera sido perpetrado por su vecino.

Esta hipótesis se confirmó cuando los agentes acudieron a la calle Porroig y comprobaron que había marcas de sangre en el marco de una ventana y pisadas, con huellas de un talón, repartidas por toda la vivienda. Dichas señales coincidieron con las heridas en la mano y en un talón que presentaba el acusado. Según los agentes, dicho individuo terminó confesando la autoría del robo. En el juicio, sin embargo sólo reconoció haber ido a la casa de su vecino a buscar a su perro y haberse herido al mover unos muebles en su domicilio.