El paseo Vara de Rey acogió ayer un gran número de actividades con motivo de la celebración del Día de la ONCE. Antes de las 12,00 horas ya estaban montadas las tres carpas que acogerían las actividades a favor de esta organización. Rápidamente, el paseo se fue llenando de caminantes curiosos que decidieron acercarse al lugar atraídos por la muchedumbre y los carteles promocionales.

María del Carmen Soler y José Ramón Garrido, presidenta y delegado del Consejo Territorial de la ONCE en Balears, hizo un discurso inugural agradeciendo a todos los presentes su participación durante el día.

Una actuación de ball pagès fue la primera de las celebraciones, a la que se sumaron más de medio centenar de espectadores. Tras esto, todo estaba dispuesto para que los asistentes se pusieran en la piel de una persona ciega o con graves deficiencias visuales.

En una de las carpas se habilitó un circuito de toca-toca, donde participantes debían tocar objetos y adivinar su identidad. Seguidamente, un mapa para leer España con las manos y alfabetos de lectura Braille. Una vez los participantes pasaban un determinado número de talleres, podían pasar por otro mostrador a buscar sus obsequios. Entre ellos, un llavero basado en el sistema Braille, con el que se pueden formar letras girando sus partes. «Es un sistema que nunca antes había visto, pero que es tremendamente eficaz», comentaba una mujer tras pasar los talleres. Su hija Elena, que también se había puesto el antifaz para superar los talleres, añadía: «A mí me han regalado un alfabeto Braille, para leer con los dedos».

Una parte de este mostrador de toca-toca pertenecía al GEN-GOB. En este, el objetivo era el mismo que antes, pero esta vez los objetos pertenecían al mar. Una de las chicas encargadas explicaba: «Hemos puesto arena, posidonia, conchas, sal marina y residuos, que por desgracia también se encuentran en el mar. Nuestro objetivo, a la vez que ayudar a la ONCE, es enseñar a los participantes cosas sobre el mar, como que se llama posidonia, no alga».

Los niños, muy participativos durante todo el día, se divertían metiendo las manos en los cuencos. «He reconocido la arena y las conchas, pero las algas mojadas no, porque daban mucho asco», comentaba Carlos, de 9 años.

Contiguo a los talleres, uno de los voluntarios de la ONCE repartía gratuítamente el periódico Última Hora, que ha participado solidariamente con la causa.

Banc de Sang

Una de las novedades este año fue el Banc de Sang i Teixits, a través del cual también se podía colaborar. Javier Vercher, uno de los médicos, comentaba que «la gente pide información, se interesa... Hemos tenido participación, pero esperamos muchao más. Normalmente, en eventos así se consiguen muchos donantes nuevos».

Otra de las actividades propuestas para los participantes era un circuito de obstáculos en el que se debía superar un camino de papeleras y señales de tráfico para llegar al final. Juan, tras quitarse el antifaz y dejar el bastón, comentaba sus impresiones: «Parece fácil, pero no lo es. Piensas que tienes un camino despejado y de repente de topas con una papelera que, para un ciego, puede ser algo peligroso, por no hablar de no poder ver las señales de tráfico».

Por último, un taller de collage y dibujo para los más pequeños, en el que ellos mismos se construían paisajes con materiales como palos de madera, cintas de colores, papel charol o pegatinas.