Contact es una práctica que se inventó hace 37 años con el fin de explorar qué pasa cuando dos cuerpos pretenden organizar movimiento juntos», explica Athos, uno de los organizadores de la tercera edición del Ibiza Contact Festival que se celebra en el campamento de Cala Jondal desde el pasado día 29 hasta este próximo domingo.

En este festival participan 150 personas, de las cuáles el 80% han venido de fuera. «El Contact se ha extendido internacionalmente y los adeptos a ella buscan los lugares donde se celebran para asistir. Los 15 profesores también han venido de Israel, Alemania, Estados Unidos, Inglaterra, Rusia, Corea...», comenta el organizador.

El pabellón montado en Cala Jondal se ha dividido en tres salas, con el fin de formar grupos más reducidos y que el aprendizaje sea mejor. En cada una de las salas los profesores muestran las técnicas a sus alumnos, que se organizan por parejas. «Pensad que trabajáis como una sola persona. Dependéis de los movimientos del otro. Debéis confiar al máximo en el otro», explicaba ayer una profesora durante la clase intensiva de la mañana. En las otras dos salas, las lecciones son diferentes. En una de ellas, las parejas realizan una práctica en la que dependen de los movimientos de los brazos del otro, lo que supone un sinfín de carcajadas.

Por secciones

El campamento se ha dispuesto en diferentes áreas: el pabellón de baile, una zona de terapias, un área de meditación o una zona de fumadores. Una de las peculiaridades es que «está permitido que los asistentes traigan a sus niños. Es muy bonito ver cómo crecen viendo cuerpos expresándose».

Las jornadas de baile son intensas. Después de cenar se realiza una 'jam', consistente en habilitar una sala para que los alumnos puedan improvisar sus movimientos sin profesores. «Las 'jams' son uno de los puntos fuertes del Contact, ya que es un momento para que la gente se junte, comparta y disfrute de todo lo que está adquiriendo durante estos días», comenta Athos.

La evolución de los 150 participantes es inmensa. Como explica uno de los organizadores del festival, «los alumnos están dedicando muchas horas diarias al baile, con lo que el cuerpo se acostumbra a esto y se convierte en el centro de sus pensamiento».