Los diputados de la oposición lanzaron huevos y bombas de humo dentro del Parlamento ucraniano el martes mientras se aprobaba un acuerdo para que la Armada rusa pueda permanecer en su base en la península de Crimea hasta el 2042.

Miles de manifestantes de la oposición se juntaron ante la sede legislativa en Kiev, mientras los diputados de la coalición del recientemente elegido presidente Viktor Yanukovich aprobaban prolongar por 25 años la permanencia de la flota rusa en su base en Sebastopol, sobre el mar Negro.

El recinto de la Cámara se llenó de humo con el lanzamiento de las bombas y el presidente del Parlamento, Vladymyr Litvyn, se tuvo que refugiar bajo un paraguas ante un lanzamiento de huevos.

El acuerdo fue firmado el 21 de abril entre Yanukovich y su homólogo ruso, Dmitry Medvedev, a cambio de una reducción del 30 por ciento en el precio del gas ruso que llega a Ucrania, lo que debería suponer un impulso para la debilitada economía doméstica.

Los nacionalistas ucranianos, encabezados por la ex primera ministra Yulia Tymoshenko y el ex presidente Viktor Yushchenko, consideran la base una traición a los intereses nacionales del país y quieren cerrarla cuando termine el actual contrato en el 2017.

Pero el Parlamento ratificó la extensión del alquiler por 236 votos, diez más que el mínimo necesario.

Una hora después, en Moscú, la Cámara Baja rusa aprobó el acuerdo con 410 votos sobre un total de 450 escaños.

La Armada rusa tiene una base en Sebastopol desde el reinado de Catalina la Grande en el siglo XVIII, pero según un acuerdo firmado después de la independencia de Ucrania tras el desmantelamiento de la URSS, tendría que abandonarla en 2017.

CONSTITUCION AMBIGUA

Mientras estuvo en el cargo, Yushchenko, el predecesor pro-occidental de Yanukovich que era partidario de la integración del país en la OTAN, trabajó para conseguir la retirada de la flota rusa en la fecha prevista.

Pero el nuevo presidente ha dicho que quiere mejorar de manera significativa las relaciones con Moscú. Yanukovich dice que la presencia de la flota rusa en Crimea no pone en peligro los intereses nacionales ucranianos y que refuerza la seguridad europea.

Sus oponentes afirman que está actuando contra la Constitución, pero ésta es ambigua, con dos artículos contradictorios sobre la creación de bases militares extranjeras.

«Si la sociedad hoy ignora el acuerdo de Járkov, es posible que sea la mayor pérdida para nuestra soberanía e independencia», declaró Yushchenko el fin de semana, refiriéndose a la reunión en la ciudad de Járkov en la que se firmó el acuerdo.

La flota rusa en Sebastopol incluye unos 16.200 marinos, un destructor de gran tamaño y otros 40 buques, como submarinos, pequeños destructores y barcos de apoyo.

Para bochorno de Yushchenko, la flota envió buques de guerra para apoyar la actuación militar rusa contra la antigua república soviética de Georgia, entonces aliado ucraniano, durante la breve guerra en la república caucásica en agosto del 2008.

Los detractores del acuerdo dicen que al acoger a la flota rusa, Ucrania podría verse implicada en futuros conflictos de Moscú con otras potencias.

Los partidarios argumentan que Crimea fue parte de Rusia hasta que el presidente soviético Nikita Khrushchev la cedió a Ucrania en la década de 1950. La península tiene una población muy partidaria de Moscú.