La producción de aceite en la finca de Can Benet disminuirá un 50 % este año, aproximadamente. | DANIEL ESPINOSA

La plantación de olivos de Joan Benet se sitúa en la antigua finca de Can Benet, en el valle de Benimussa, una de las zonas agrícolas más importantes del sur de Ibiza. La mayor parte de ellos, un 90 %, son de la variedad de la arbequina, un 10 % de la variedad de picual y hace dos años se plantó una partida de 150 olivos de la variedad koroneiki. La plantación de la finca de Can Benet está equipada con una almazara industrial que extrae el aceite de las olivas mediante un proceso de molturación en frío. «Esta forma de producción permite conservar íntegramente la esencia de una aceituna de alta calidad», explicó Benet.

Ayer fue el primer día en que se empezó a producir aceite en Can Benet, aunque este año la cosecha ha sido muy inferior a la del año pasado. «El año pasado hicimos una recogida muy grande y es muy difícil que haya dos años seguidos una recogida completa», explicó Benet, quien recordó que el año pasado se recogieron 30.600 kilos de aceitunas. «El hecho de que un año haya mucha aceituna implica que a la planta del olivo le cueste mucho desarrollarse. Este año hemos recogido entre 12.000 y 15.000 kilos de aceitunas», remarcó Benet. Este fenómeno de la vecería implica la alternación de un año de gran producción con otro de caída de la misma.

Mosca del olivo
La plaga más grande que hay en Ibiza es la conocida como «mosca del olivo», que pica a la aceituna con el peligro de que se produzca acidez y ésta pierda calidad. Pero es un fenómeno, según aseguró Benet, que el ingeniero de la Agrupación del Olivar d’Eivissa, que trabaja en la finca, tiene «muy controlado». El aceite de Joan Benet tiene el sello certificado de producción integrada, un sistema que utiliza prácticas agrarias compatibles con la protección y mejora del medio ambiente, los recursos naturales, la diversidad genética y la conservación del suelo. Por eso, si se detecta cualquier residuo durante la analítica, «no se puede utilizar el producto», añadió Benet. Los cálculos que hacen los productores de aceite respecto a la cantidad de aceitunas que recogen siempre es que el 10 % aproximadamente se terminará perdiendo, y no solamente por la picadura de la mosca. «También hay fuertes ráfagas de viento que tumban el olivo y la oliva que va al suelo no se toca para nada, por la calidad es muy inferior», afirmó Benet.

Los meses de octubre, noviembre y diciembre son los meses indicados para producir aceite y normalmente, a mediados de diciembre, el proceso ya se acaba en Ibiza. «Aquí empezamos bastante antes que en otros lugares de la Península», aseguró Benet. En la actualidad, este productor también aprovecha el hueso de la aceituna, con la que genera biomasa para las calderas de la finca y de su familia. Tras un proceso con bacterias, de la pasta de la aceituna, genera abono para el campo.

«Casi todo el aceite lo vendo en Ibiza, principalmente en restaurantes, algún hotel rural y toda la cadena de supermercados Eroski, que tiene un sitio para productos locales y lo venden en grandes cantidades», subrayó Benet.